sábado, 3 de abril de 2010

MI OVERO GATIAO

Tengo un overo gatiao
marca de Antenor Carranza,
dentrador igual que lanza
pa’l trance más delicao;
a ese crioyo lo he comprao
ayá por la Madalena,
él mentó la estirpe güena
de su procedencia crioya,
y en verdá, la estampa apoya
la sangre que anda en sus venas.

¡Qué lindo queda ensiyao!
-con mi recadito ‘e pión-
si parece de un patrón
o de algún cuadro escapao.
Prolijamente tuzao
bien peladas las orejas,
con las raniyas parejas
y la cola recortada…
¡Cha digo!... la paisanada
al mirarlo arquea las cejas.

Con él, supe apadrinar
en varias fiestas camperas,
y por cierto el gatiao era
sereno pa’ trabajar.
Una luz para empardar
al bagual que disparaba,
y si sacar me tocaba
al jinete de la grupa,
sobre las ancas ¡jue pucha!
al palenque lo yevaba.

También anduvimos juntos
lidiando en algunas yerras,
haciendo temblar la tierra
sabe Dios, hasta qué punto.
Especial pa’ un contrapunto
Habiendo otro bien montao,
¡guay! del noviyo porfiao
que hacía una brecha al rodeo…
¡Qué ocasión para un floreo
de mi overito gatiao!

Con esa crioya esperencia
de trabajar sin apuro,
enfrené pingos, lo juro,
de muy gayarda presencia.
Pero están las preferencias
en el que les he mentao,
pingo que me han codiciao
por su estampa y largo aliento,
pero no vendo ‘ni en cuento’
¡mi crioyo overo gatiao!
                                          (4/05/1973)
A pesar de las varias "manqueras" de este verso, lo aprecio mucho, porque en mi vida literaria hay un antes y un después de él.

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