martes, 19 de julio de 2011

NO LO OLVIDEN!

Que me yoren los amigos
¡si el corazón se los manda!
(Que hasta la piedra se ablanda
cuando la maza es castigo.)

Que los amigos me canten
cuando me gane el sigilo
y en las rimas de un estilo
mis pesadumbres espanten.

Que los amigos conviersen
de todas las cosas de antes
y a’queyos tiempos distantes
los vientos nunca dispersen.

De a cabayo y con tropiyas
que los amigos se ayeguen
y que ansí su adiós me’ntreguen
¡con tamañas maraviyas!

No soy de los que reniegan
sobre’l final de los días,
si las dichas melodías
mis amigos, las entriegan.

Que de los amigos, todo
espero en forma sincera,
y en la evocación campera
quiero vivir de algún modo.

Que naides del todo muere
y no se apaga tampoco
cuando en el fogón más tioco
algún ricuerdo prospere.

Aura me acayo, y sin más
cuando el adiós me haga el dentre,
tan solo espero me’ncuentre
pensando en crioyo… y en paz…
(16/08/2000)

CHUZO

Lo tantié agata’en las rienda’
echando el cuerpo adelante
y dispierto y vigilante
salió el pingo a la contienda.

(Agata’ lo alcé en la rienda
echando el cuerpo adelante!).

¿Diánde a rebenque y espuela…?
No los priecisa mi chuzo!
Su boca’ e seda es abuso,
su genio, empuje que güela.

(¿Diánde a rebenque y espuela…?
No los priecisa mi chuzo!).

Lo supo tirar de abajo
“Don Viejo”, aquel Disiderio
que’ra sabedor en serio
y pa’madrinar, badajo.

(Que lo tiró bien de abajo
“Don Viejo”, aquel Disiderio!).

Restayó en la’tropeyada
la tierra, como un repique,
que no hay cuestión que le achique
a mi pingo, la parada.

(Y sonó en la’tropeyada
la tierra, como un repique!).

Acomodao el encuentro
como pa’ topar un tren,
soltó el toro en el vaivén
un quejido dende adentro.

(Que le acomodó el encuentro
como pa’ tumbar un tren!).

Rodó el guampudo, vencido
por un certero pechazo,
y armao quedó mi pingazo
como quien dice… alvertido.

(Que’l toro rodó vencido
por su certero pechazo!).

Estos son pingos, señor,
y no esos de mano fina,
crioyo, de tierra Argentina
es decir, un chuzo flor.

¡Qué’stos son pingos, señor,
y no esos de mano fina!
(09/02/1997)

DÉCIMAS SUELTAS

REDOMÓN

Jué muy bien tirao de abajo,
con pacencia y con cautela,
no sabe lo que’s la espuela
pero ya dentra’l trabajo;
reconoce’l agasajo
que le palmea el domador
y anque a veces con rigor
en una tarea lo empeña,
es porque’l que bien enseña
saca el cabayo mejor.
(17/04/1995)

EL REGALÓN

En el pingo “regalón”
bien arreglao, coscojero,
se amuestra tuito el esmero
del “crédito” del patrón.
Dende que’ra bagualón
que le tuvo el ojo echao,
y de que’stuvo domao
ya sin cosquiya denguna,
que amuestra en él, la fortuna
del reluciente chapaiao.
(23/06/1994)

CENCERRO

Dende’l ayer.. dende’ntonces,
dende la primer tropiya,
a su música senciya
guarda el cencerro de bronce;
de áhi pues, que a veces me asonse
ante tan crioyo sonido
que’s -mejor dicho- un latido
que baja de antiguo acervo,
cuando’igo tañir al “Ciervo”
que va entablando el olvido.
(23/06/1994)

TROPIYA

Tiene el hombre con tropiya
tuito el mundo por delante
que si un “crioyo” ya es de aguante
¡ocho o diez son maraviya!
Entrepelada o senciya
o en lujo de un solo pelo,
la tropiya es su consuelo
y música pa’l trabajo
cuando al tañir del badajo
también entabla un anhelo.
(21/06/1994)

jueves, 7 de julio de 2011

PA' USTÉ: MARENCO, ELEODORO

Hace años que lo conozco
pero... ¡ricién si me atrevo!
¡Si hasta pienso que le debo
por mi compuesto tan tosco!
Mas a mi ingenio me’nrosco
y hasta’nde puedo, me elevo,
y ya que’n su cencia bebo
las cosas que desconozco
sin dudar lo reconozco:
¡manantial-máistro ande abrevo!

Dende gurí supe ver
-en mi rancho y otras casas-
esas figuras crioyasas
¡que usté tan bien sabe hacer!
Y por la afición a leer
que a mi persona se abraza,
dentré a toparme esa traza
fácil de reconocer
-produto de su saber-
en libros de tuita raza.

Hoy mi verso -humilde son-
quiere no ser un desdoro
y busca el mayor decoro
pa’ esta, mi priesentación.
Sepa, dende ya, soy pión
custodiando ese tesoro
que ha dao al pueblo, como oro,
y es parte de la Nación.
Mi rispeto y mi emoción
“Pa’ Usté: Marenco, Eleodoro”.
(11/09/1986)

ENGAÑADOR

Ensiyó y salió confiao
porque’l redomón, barajo!,
era mansito de abajo
como el tungo ‘e los mandao.
No era el hombre pa’l recao
de los más juertes, tal vez,
de áhi que aqueya insensatez
hoy la ricuerda entuavía
¡porque’l susto de’se día
le sirve hasta la vejez!

Ricién se había conchabao
aqueya mesma mañana
en que’l domador Maidana
l’entregó el chuzo indicao;
y si bien, él, de bocao
lo enriendaba’l animal,
tenía boca sin igual
y anque no mordiera freno
podía dar rienda, sereno,
del cabresto del bozal.

Pero era muy quisquiyoso
y endimás asustadizo,
de arrastrarse sin aviso
a un beyaquiar asqueroso.
Y aqueya mañana, el mozo,
que había salido confiao,
ni manotiar el recao
pudo, cuando hizo un requiebre,
al levantarse una liebre
justo al paso del “taimao”.

¡Cielo Santo, que sorpresa
la de aquel fiero arrastrón!,
pa’ más le calzó un talón
con poca delicadeza.
Sin sombrero y en cabeza
charquió el cojiniyo atrás,
pero era tarde pa’ más
-ya había perdido un estribo-,
y sobre’l suelo nativo
lo ricostó el “cachafaz”.

Y tras el susto vivido
por los piones que ayi andaban,
al pronto lo levantaban
viendo que no estaba herido.
Un consuelo pa’l caído
trujo algúno del montón,
pero un chusco retozón
dijo -y hoy sé que’ra cierto-:
“que’l susto de aquel entuerto
se lo yevaba’l cajón!”.

(17/05/1993)