domingo, 23 de septiembre de 2012

MIRÁ, HERMANO...

1
Aprovecho la ucasión
que yueve juerte y tupido
pa’ escrebirte de corrido
esta carta de un tirón;
ayer cuasi a la oración
jué que se largó a yover
y hoy, cuando pa’ recorrer
me había levantao temprano
era tanta el agua hermano
que cambié de parecer.
2
Yo sé que has visto yover
en destintas ucasiones
pero acá estos chaparrones
mirá, ¡son cosas ‘e no creer!
El campo a mi parecer
está como una laguna
y si bien era oportuna
algo de agua, sigún creo,
esto ya pinta pa’ feo
y solución, no hay denguna.
3
Ya que estamos te anoticio
que de los “moros” que’ntablo
uno me salió muy diablo
de’spantarse hasta por vicio,
pero a pacencia y oficio
se me tendrá qu’entregar
y es al punto ricordar
que la madrina puntera,
es aqueya “pampa overa”
que vos supiste amansar.
4
Entre otras cosas t’esplico
que mama anda guapa y juerte
y ni siquiera eya alvierte
sus ochenta años y pico;
ya mi muchacho más chico
suele recorrer conmigo,
y muchas veces le digo
que pa’l basto sale a vos
que juiste dende precoz
más pegajoso que un higo.
5
Acá el chaparrón no escampa,
el temporal nada amaina
y en lo oscuro desenvaina
un rejucilo su estampa;
ya el arroyo es una trampa
pa’l qu’enderiese a cruzarlo,
si hasta de solo pensarlo
se me pone áspero el cuero…
(y endispués del aguacero
yo viá a tener que vadiarlo).
6
Güeno hermano, la misiva,
con mis saludos concluyo
descontando que lo tuyo
galopea viento arriba.
Disculpá que no te’scriba
con una mayor frecuencia
pero es que a veces, pacencia
me falta pa’ los renglones
que se me antojan güeyones
pa’ lo escaso de mi cencia.
7
Y ansí de vos me despido
con mi abrazo más caliente
y el afeto de mi gente
que te ricuerda tupido.
Si bien mucha agua ha caído
la “Mensajería La Estreya
sabrá repechar la güeya
y ansina a la brevedá
las carta te yegará
de tu hermano, Lauro Aveya.
                          (7/10/1982)

VIENTO


A José Mayo (P.e.P.e.) Cipolla
 Trajina a su antojo castigando el viento
zamarriando aromos, sacudiendo acacias,
hamacando talas… ¡Si a las cina-cinas
hasta el mesmo suelo, por áhi, las agacha!

¡Prepotente, el taura soplador sin asco!
¡Mandón sin recules, pa’ cumplir su gusto!
Si de puro macho, nomás, de un soplido
en los bañao’ tumba las mata de junco.

Hoy de tardecita, al golver pa’l rancho,
comenzaba a’lzarse de su nido oculto
y arriando unas nubes blancuzcas que había,
dejó el cielo limpio, que a poco, jue oscuro.

¡Malaya, po’el pobre que hoy tienda en el raso
las matras y el basto pa’mansar un sueño!
¡Si ni en un bendito hayarán riparo
los crioyos que deban tender bajo el cielo!

¡Gran siete! ¡Barajo, que’s taimao el viento!
Vi a los pastos puna tenderse en la tierra,
doblarse vencidos ante su prepiada
como quien se postra pa’ pedir clemencia.

Pero son ansina, de puro sufridos
estos pastos puna de’stos campos pobres,
y en cuantito acabe su soplo el Pampero,
dispacio, sin ruido… se levantan nobles.

Son como esos pobres que aguantan a veces
injusticias varias, pa’ ganar sus riales,
bajando los ojos, cerrando las manos,
pa’ que ayá en su nido no se gane l’hambre.

Y güeno… ¡que diantres! Yo adentro del rancho
tengo mi riparo, mi fogón, mis cueros,
y anque vivo solo… no criban mis carnes
las chuzas filosas que enarbola el viento.

Ya la noche taya con sombra en las sombras
y aquí al lao del fuego de mi fogón crioyo
me tiendo en el catre, con matras me cubro,
mientras topa el viento, mi rancho, a lo toro.

Que siga ese maula con su prepotencia
gastando sus juerzas, cansando su empuje,
que elegí yo mesmo cumbrera y horcones
porque hacerlo juerte ¡muy juerte! dispuse.

¡Pobre las cachirlas, pobres los chingolos,
los jilgueros, mistos, torcazas y horneros!
Es cierto que’s sabia la madre natura
pero igual es cierto que la pasan fiero.

Ya está y no hay rimedio. Que siga silbando
solitario el viento su pesar antiguo,
que no hay mal pa’ siempre pues tuito se acaba,
y este viento taura… ¡ya será suspiro!
                                                        (2/05/1981)

domingo, 9 de septiembre de 2012

TUBICHAMINÍ

Cuando pisó Garay tus criollos lares
tomando posesión por su ‘monarca’,
la agreste soledad de tu comarca
ignota tribu secular poblaba,
y el cacique que la gobernaba
a su modo tribal, era el patriarca.

Dos mil indios de lanza más la chusma
tenía el pueblo de la nación pampa.
Su espectro por la zona aún acampa
y quizás mi recuerdo le salpique
a Tubichaminí, que fue el cacique,
la prestancia cobriza de su estampa.

Sometido por armas o palabras
(a sable y mosquetón... o a crucifijo),
todo el pueblo, de Dios, pasó a ser hijo:
primero ‘reducción’... Después ‘curato’...
Hasta que sabe Dios -no existe el dato-
el tiempo se llevó lo que bendijo.

¿Qué habrá sido de Tubichaminí?
¿De su pueblo diezmado... qué habrá sido?
¿O es que a pesar de haberse sometido
los tragó la ambición de la conquista?
Quizás que hoy al mentar, paso revista
de algunos hechos que tronchó el olvido.

¿Dónde andarán tus huesos, mi cacique...?
¿De tu pueblo diezmado... qué habrá sido...?
                                                            (1982)

VASCO


Ah Vasco, que decisión
la que tomaste aquel día!
Demuestra tu valentía
y también tu tozudez:
¡mirá que adentrarse, pues,
al sur de’sta tierra mía!
  
Dicen que de’so han pasao
los años de muchas vidas,
y que las gentes sufridas
que al Vasco lo acompañaban,
eran crioyos que ya andaban
de soldao, en las partidas.
  
Los más, marchaban al “dos”,
-pocos gastaban cabayo-
y sobre un dato me esplayo
porque’s justo que lo mente:
diba el campo, entre su gente,
repartiendo sin desmayo.

Es que a estar en su opinión
la tierra no tenía marca,
y lo que a su paso abarca
-que’s mucho y de lo mejor-
en nombre de su “señor”
con pacencia lo demarca.

 Ansina, cuentan yegó
a las costas de la mar;
dispués debió regresar
pa’ una ciudá muy galana;
y como “Vaye ‘e Santa Ana”
dentró este “pago” a sonar.

Nunca más golvió aquel hombre
a esta tierra antigua y güena...
dicen que murió de pena
ayá por el Paraguay.
aquel Vasco... ¡Juan Garay!
te descubrió ¡Madalena!
                                          (1983)

sábado, 8 de septiembre de 2012

INDIO DE LANZA


Como una visión pasada
que dende’l ayer me alcanza
veo el coligüe de la lanza
con plumas, empenachada.
Lo serio de una mirada
indio, me obliga a pensar,
y en mi pensamiento andar
pa’ brindarte con acierto,
mi ricuerdo anque estés muerto
porque te debo un cantar.

 Aquel noble valor tuyo
defendiendo la querencia,
solo afluejó a la inclemencia
del jusil, sigún intuyo.
No se doblegó tu orguyo
y en una carga suicida
vendiste cara tu vida
antes que’ngriyarte a un cepo,
porque a mi ver, ¡ni de prepo!
tu lanza cayó rendida.
  
De cada pampa valiente
que abonó este crioyo suelo
se prendió en el aire’l güelo
de su imagen propiamente.
Por eso que ridepente
hoy noto tu aparición
como histórica visión
que me viene a ricordar,
que del indio jue’l lugar
ande hoy armo mi fogón.

Te puedo ver de a cabayo
en un overo galán
y que los dos viendo están
mi priesente de soslayo.
Por eso que pronto rayo
mi verso más parejero,
por tu estampa, por tu overo,
por tu yano y por tu gloria.
¡Pues lo cierto de la historia
quiero sepa el mundo entero!

 Es cierto que maloquiaste
a tu gusto y discreción
pero antes una invasión
d’estranjeros soportaste,
y si al principio afluejaste
¡por asombro! y no temor,
dispués mostraste valor
y en lucha, por muchos años,
enfrentaste sin engaños
a’quel que jue “tu invasor”.

 A vos te venció el progreso
y no el valor pecho a pecho:
la bala, anque grande’l trecho
te dio con juerza su beso.
Se sangreó tu cuero grueso
curtido viviendo al raso,
y si reculó tu paso
en defensiva bataya,
¡ni un jeme cedió tu agaya
en la línia del ocaso!

Tu presencia, indio guerrero
-con la libertá de istinto-
en mi crioyo verso pinto
por verte de cuerpo entero:
Bien montao sobre un overo
que’s calzao de pata y mano,
de grueso poncho pampiano,
chiripá y bota de potro,
hacia vos (o a cualquier otro)
estiendo mi brazo: ¡hermano!

                                         (27/03/1982)