martes, 22 de septiembre de 2015

POR UN CASUAL

En el tala que rajuña
el rancho con su clinera,
una paloma montera
de temprano refunfuña,
el hornero un canto acuña
en matinal clarinada
y mientras la mensualiada
sus trajines empareja,
yo quedo en “las casa” vieja
quebrao, por una rodada.

¿Las veces que habré salido
caminando a lo perdiz
cuando por áhi, en un tris,
al pingo lo había “perdido”!;
más no sé si por descuido,
confianza… o fatalidá,
se me cái muerto ¡qué va!
el “zainito” que montaba
y en ese enriedo quedaba
tendida, mi humanidá.

No sé’l rato que pasé
entre sonso y almariao,
pero me sentí quebrao
en cuantito reacioné;
quise pararme y me jue
cuasi imposible la cosa,
se me ponía refalosa
cualquier intención que hacía
pues la pierna me crujía
en forma muy lastimosa.

Estaba en esa porfía
pensando que hacer de mí
cuando a la distancia vi
un bulto que se movía,
me arrastré -como podía-
hasta mi cabayo muerto,
en gran ejuerzo, por cierto,
contra el anca me apoyé
y anque a medias… me paré
y alce’l poncho a cielo abierto.

Torció el rumbo el forastero
marchando con su tropiya
pa’nde yo cái en cucliya
y áhi nomás, de cuerpo entero.
Era el paisano un resero
golviendo pa’ su querencia
y anque carecía de cencia
pa’ curas medicinales,
supo aliviarme los males
con un cabresto… y pacencia.

Una costiya también
me tenía bastante augao
y con el poncho, un vendao
me’chó el hombre, juerte y bien.
Dispués en un santiamén
desensiyó mi cabayo,
le puso las pilcha’a un bayo
de confianza y mansejón,
pero montar, jue cuestión
en cuasi me desmayo!

¿Lo dimás?, cosa sabida:
me ayegó el hombre a las casa’
en las que Misia Tomasa
me dio una’marga bebida,
y en una atitú esigida,
difícil  y delicada,
me dieron una estirada
que me ablandó de dolor
pero quedé más mejor
con la pierna entabliyada.

Y aura, solo echando el resto
con el sol remontao alto,
costureo sin sobresalto
la presiya de un cabresto.
Ya pasará y tuito esto
será un ricuerdo, un rilato,
algo que pasó hace rato
y ande agatas salvé’l cuero
porque quiso un forastero
no mezquinarme su trato.
  (23/05/1992)

VIVIR

Apura el sol el dispertar del día
y el canto es contrapunto en dos horneros,
se despabila el tala en los gorjeos
y el campo acusa que jué noche fría.

Muestra la quincha del alero bajo
lágrimas escarchadas de rocío
y al costao de la bomba, el sauce viejo,
estira’l suelo sus desnudos gajos.

Se apronta el campo a repetir de nuevo
ese dir y venir que hace a la vida
gastando al sol, hasta golver fatiga,
las juerzas que la noche dio en renuevo.

Dispertarse otra vez hace a estar vivo
y estar vivo, al vivir, le pone’mpeño,
que’ntibia el alma el mate mañanero
y empuja a soliviarse’n el estribo.

Que si el pasto, las plantas y las flores
siguen, junto a mil ‘bichos’, un destino,
he de’nsiyar… pa’ continuar tranquilo
trajinando mis rumbos versiadores…

                                                           (31/07/1996)