jueves, 29 de abril de 2010

FIN DE VISITA

¡Güeno mi alma, hasta más ver!
La noche marca mi güeya
¡pero habré d’echar la peya
pa’ muy prontito golver!
El saber que tu querer
me‘stará agüaitando firme
alivia el dolor de dirme
y apurará mi regreso,
pa’ saboriar ese beso
que tendrás pa’ recebirme.

El trajín que ha de’sperarme
me acortará la semana,
¿pero, sabe mi paisana…?
¡Toy con ganas d’enyuntarme!
Ya tengo po’ ande ubicarme
y anque’s chicuelón el rancho,
nuestro querer lo hará ancho
y si es que viene algún hijo
teniendo barro, colijo
que pa’lgún costao lo enancho.

Güeno mi moza, la dejo.
Yo cerraré la tranquera.
Váyase adentro, que ajuera
sopla un fresquito parejo.
Me voy yevando el reflejo
tentador que dan tus ojos
y priendido como abrojos
me yevo el gusto ‘e tu beso,
pensando que a mi regreso
¡los viá tener a manojos!
(22/06/1982)

viernes, 16 de abril de 2010

A LA QUERENCIA

-Siga mi “bayo” tranquiando güeya
andando el rumbo de la querencia…
La senda es larga, pero una “estreya”
me va’purando con su presencia.

-La noche es fresca. ¡Suerte mi “bayo”!
Por usté, digo… ya que soporta
mi apuro y peso, ¡mi güen cabayo!
¡Yo sé que’l pago también le importa!

-Más adelante'nyegando al bajo
(ande’l arroyo se siente dueño
y entre los uncos parece un tajo),
habré de darle premio a su empeño.

-Por eso el “moro” -su compañero-
que aura trotea suelto, a su antojo,
¡qué se priepare!, que al rancho quiero
antes que aclare ponerle el ojo.

-Del bajo al rancho… más de tres leguas
de campo pobre, de güeyas fieras…
ande pa’l “moro” ya no habrá treguas
anque tampoco tendrá fluejeras.

-Yo sé mi “bayo” como usté sabe
que’l “moro” tiene de suebra agayas
pa’ esa patriada, ¡no es que lo alabe!
¡Si son parejos pa’ las batayas!

-De la mañana que por conchabo
juntos salimos ya va pa’l mes…
Andar de tropa suele ser bravo
Pero… cumplimos nosotros tres.

-Y aura que’l pago nos tira y mucho
pienso en mi prienda y en mis dos hijos.
(Si hasta se me hace que los escucho
y junto al pecho que los cobijo).

-Pobre mi moza, ¡qué vida esta!
Dejarla sola por tantos días,
y anque los chicos son pura fiesta
la espera es larga… Yo: lejanía.

-De usté mi “bayo” y el “moro” amigo
un potrerito espera retozos
y un monte ‘e talas convida abrigo.
¡Pa’ la querencia güelven ansiosos!
……………………………………...................
Y al dir la noche como encerrando
las claridades de las estreyas:-¿Siente mi “moro” perros toriando…?
¿Qué sí me dice cuando resueya?

-“El Capatucho” y “El Carboniya”
ya nos ventiaron anque están lejos.
Y si aura alertas, se hacen astiyas
al dir yegando, se harán festejos.
………………………………………...............
Ansina hablando siguió el paisano
golviendo al pago -su gaucho nido-,
a sus pichones y a’queya mano
que jue paloma cuando el despido.

(10/12/1979)

sábado, 3 de abril de 2010

MI OVERO GATIAO

Tengo un overo gatiao
marca de Antenor Carranza,
dentrador igual que lanza
pa’l trance más delicao;
a ese crioyo lo he comprao
ayá por la Madalena,
él mentó la estirpe güena
de su procedencia crioya,
y en verdá, la estampa apoya
la sangre que anda en sus venas.

¡Qué lindo queda ensiyao!
-con mi recadito ‘e pión-
si parece de un patrón
o de algún cuadro escapao.
Prolijamente tuzao
bien peladas las orejas,
con las raniyas parejas
y la cola recortada…
¡Cha digo!... la paisanada
al mirarlo arquea las cejas.

Con él, supe apadrinar
en varias fiestas camperas,
y por cierto el gatiao era
sereno pa’ trabajar.
Una luz para empardar
al bagual que disparaba,
y si sacar me tocaba
al jinete de la grupa,
sobre las ancas ¡jue pucha!
al palenque lo yevaba.

También anduvimos juntos
lidiando en algunas yerras,
haciendo temblar la tierra
sabe Dios, hasta qué punto.
Especial pa’ un contrapunto
Habiendo otro bien montao,
¡guay! del noviyo porfiao
que hacía una brecha al rodeo…
¡Qué ocasión para un floreo
de mi overito gatiao!

Con esa crioya esperencia
de trabajar sin apuro,
enfrené pingos, lo juro,
de muy gayarda presencia.
Pero están las preferencias
en el que les he mentao,
pingo que me han codiciao
por su estampa y largo aliento,
pero no vendo ‘ni en cuento’
¡mi crioyo overo gatiao!
                                          (4/05/1973)
A pesar de las varias "manqueras" de este verso, lo aprecio mucho, porque en mi vida literaria hay un antes y un después de él.

DE SANGRE PAMPA

Me anda buyendo en las venas
y me apuntala la estampa,
el pasao de historia plena
del Pago ‘e la Madalena
que me hace ¡de sangre pampa!

Por eso es más vale oscura…
Quizá por falta ‘e linaje,
pero es ¡argentina pura!:
soy hijo de la yanura
y mi raza es el gauchaje.

En mi vista está el paisaje
campero, de ande me crié,
y como es crioyo el paraje
anda a cabayo el gauchaje
porque’l gaucho no anda a pie.

Tierra que’ra del indiano
en antes de la conquista.
Ese es mi pago paisano,
Por eso me siento ufano
…y perdónenmé que insista.

Siento que me suda el cuero
si es que del gaucho hablan mal,
por eso ando en el sendero
que anduvo Hernández primero
porque jue gaucho cabal.

Por eso me late el pecho
con retumbo de malón,
y se hace’l verso pertrecho
pa’ defender por derecho
la Patria y la Tradición.

Decir Patria, es decir mucho…
Tradición, es conocerse.
Lo crioyo no es brasa ‘e pucho
es fuego grande y yo lucho
porque tiene que aprenderse.

Ser Pampa es ser orejano.
Pa’ patrón: ¡la libertá!
La que enarboló Belgrano
en un pasao aún cercano
que oservándonos está.

Soy disparada ‘e bagual,
que suelta un relincho al viento
puerta ajuera de un corral,
gambetiando pial tras pial
¡que’n ser libre va su intento!

Pero también mi figura
es mansedumbre de arroyo
que dibuja la yanura
y con su frescor procura
al campo, brindar su apoyo.

En el fogón de mi vida
tuito lo argentino acampa
con la emoción encendida
por nuestras cosas queridas
porque soy: ¡de Sangre Pampa!
                                            (16/04/1980)

LA DEL ADIOS (aire de huella)

1° Parte
Una bandada ‘e patos
rumbea pa’l río,
y yo con mis cabayos
¡malaya!
pa’dentro mío.

Dejo atrás la querencia
que’s tiempo y vida,
mientras que me desangro
¡sangrando!
por honda herida.

Ricuerdos de mi vida
dende la infancia,
quedan priendido’al campo
¡pastiando!
sed de distancias.

Tantas cosas vividas
con crioya gente,
en tropel de silencios
¡galopan!
triste presente.

estribillo
Ya me voy para siempre
tropiando penas,
adiós mi pago chico
¡del Pago
‘e la Madalena!

2° Parte
Con la garúa finita
de los ricuerdos,
mojándome el presente
¡me alejo!
al tranco lerdo.

Horizonte nublao,
cielo azulejo,
un incierto futuro
¡me aguarda!
ayá a lo lejos.

La tropiya’delante
atrás el pago,
que juera la querencia
¡y es aura!
ricuerdo aciago.

¡Cha digo! cuántas muecas
que hace’l destino…
ridepente te soba
¡de azotes!
el muy ladino.

al estribillo
(18/01/1976)

viernes, 2 de abril de 2010

PA' RENDIR HONORES

Deletriando una cuartiya
algunas rimas engarzo
mientras principiando marzo
el rumbiar me hace cosquiya;
ya está lista la tropiya
camperamente arreglada,
bien de los vaso’ y tuzada
…sin dejar de ser senciya.

Si en algo pongo atención
como queriendo floriarme
-ya que lejos viá largarme-
es en las cola’al garrón.
Siempre ha sido mi afición
la luzcan como peinada
(…aparente y ponderiada
risulta esa condición).

La madrina yeva entera
la cola muy bien cuidada,
de flequiyo y enrulada
muestra la rubia clinera
que’s alazana y puntera
la que al tañir del badajo,
tiene’n cada pingo, un gajo
servicial, como cumbrera.

Salgo de la Punta Blanca
en antes que’l sol asome
pa’ que cuando alto, me tome,
ya haiga cruzao la barranca.
Si mi suerte no se manca
en unos días yegaré
al pago de Tapalqué
ande hizo Álvaro, retranca.

Me imagino la sorpresa
del hombre cuando me vea
que no es mi visita, idea
que le ronde la cabeza.
Me le viá dir de una pieza
en el gatiao mascariya
como pa’ hacerle cosquiya
al gesto de su estrañeza.

Va a escuchar de oreja alerta
lo de la depositada
del “gatiao de la Ensenada”
con el “zaino lista tuerta”,
bien sé que se le dispierta
el indio, por las carreras,
que ha’ndao mucho en las cuadreras
y nada lo desconcierta.

Pero aura echo algún bocao
ansí me ricuesto un rato
cosa de hacerle un barato
al sueño, y no andar pesao.
Ya está el apero alistao
con las pilchas más mejores,
¡cómo pa’ rendirle honores
a un aparcero apreciao!
                                       (24/01/1996)

FACUNDO

Inspirado en cuento de Guillermo Pilía
Sentí a Facundo morir
estoicamente, sin miedo,
rebosante de coraje
temple “toledano” el cuero;
como bramando, a su vez
-de asombro, los ojos llenos-
mirando, infunde terror
al matador de su cuerpo.
Pero el hombre… no murió,
ni se escondió, ni está lelo…
Mora por la Cruz del Sur
y anda en la noche sin tiempo,
amanece con estrellas
y hace ocaso en el lucero.

¡Qué Reinafé, ni ocho cuartos
ni que Santos montonero!
¡Ni que intrigas palaciegas
de sucio politiqueo!
Él es “tigre de los llanos”,
amo y señor del desierto.
Palabra santa entre gauchos,
bravura en los entreveros.

Sentí a Quiroga morir
…pero quizá no era cierto…
¡Si nunca mueren los hombres
que saben vivir sin miedo!

Anda rastreando ‘capiangos’
para entablar sus lanceros
¡que un tigre reconocido
valora los de su cuero!:
vale por dos cada uno,
hombre y animal entero.

¡Ah terror que han de infundir
cuando cabalguen de nuevo!

Que Quiroga no murió
…aunque yo lo sentí muerto.
El que murió es Santos Pérez
(un coraje sin cerebro),
Al que la imaginería
se le confundió en el cuerpo
que aunque gaucho de coraje
al final lo embargó el miedo.

“Hasta que venga algún criollo
a mandar en este suelo”
,
algo así sentenció Hernández
y era otro tiempo su tiempo,
pero no ha llegado aún
el que lo interprete al pueblo.

Por eso, quizá, Quiroga
no murió y anda despierto
oculto entre las neblinas
sublimes de su misterio
ansiando el momento justo
para aparecerse entero,
en su mediana estatura,
tras su barba y pelo crespo,
para plantarse otra vez
y con federal gobierno
cumplir lo ansiado por muchos
dignificándolo al pueblo.

Barranca Yaco fue un hito
de cordobés desconcierto
¡donde no murió Quiroga!
…y si murió un caudillejo.

(4/03/2000)

1° Premio 7° Concurso de Poesía de Temas Gauchescos 2001 - Dolores

PA' MI GUSTO

Con el bayo livianón
y el picazo gargantiya
tengo pa’ mi, ¡una tropiya
en cualisquier ucasión!;
más que yunta es un montón
y al decirlo no lo dudo,
pongo mi cuerpo de’scudo
pa’ protegerlos, si a caso,
porque’yos son un pedazo
de mi esistir tosco y rudo.

Y ansí lidiamos los tres
la crioya vida por tiatro,
anque’n verdá somos cuatro
con mi perro “El Media Res”;
no hemos hayao sitio, pues,
que nos fije a una querencia,
y si el andar es sentencia
ser gaucho tengo de oficio,
que’nganando pa’ los vicio’
vivo libre mi esistencia.

Preferí siempre la changa
que conchabarme de pión
(cuanti más lejo’ el patrón
mi brazo más se arremanga);
antes que’l trabajo a manga
me gusta el de campo abierto,
aquel, ande bien dispierto
el hombre debe de’star
y entra el montao a tayar
si se ha’mansao con acierto.

Y es áhi ande con mis pingos
puedo misturar mis mañas,
anque no haiga más hazañas
que la de hacer güen distingo:
pa’l lazo uno es sin respingo,
se aplica el otro al aparte,
y los dos son una parte
que forman un mesmo todo
con el perro, que acomodo
al rumbo que Dios reparte.
(25/05/1994)

jueves, 1 de abril de 2010

COMO UN REFLEJO

Trái el atardecer que se avecina
de viejos días, el más fiel ricuerdo
que golvedores y al tranquito lerdo
ayegan su presencia a la retina.

Y en aqueyos sucesos que trajina
la memoria que pa’ nada pierdo,
es por las cosas maulas que me muerdo
y por las güenas que mi verso trina.

La vida me ha mostrao que’s una escuela
que toditos los días tiene clase
y dos por tres una enseñanza deja.

Por eso será pues la cantinela
que al dispertarme, suavecito nace,
me acompaña el trajín, y me refleja.

(20/04/1996)

ANDADOR

El cencerro taye lerdo
al tranco de la “gatiada”
y de mi época pasada
entablo cada ricuerdo;
tiempo aquel, del que no pierdo
el ranchito ande nací
y a trabajar apriendí
y ande templé’l lao izquierdo.

Canta el cencerro su sino
de musical armonía
y a mi se me antoja el día
que salí a’ndar el camino,
detrás de aquel Bernardino
-hombre de garra y coraje-
que’n su gran chata, de viaje
diba, como un peregrino.

Salí… con mucha tristura
y algo de miedo también,
y aqueya noche ricién
vide al cielo… su negrura;
dispués, como quien procura
acomodar la osamenta
pa’l lao en que’l sol calienta
busqué ubicar mi postura.

Diba de caballerizo,
que’ra el paisano aplicao
pa’ los pingos, y el cuidao
que les daba, era preciso.
¡Cuántas enseñanzas m’hizo
que guardé pa’ mi provecho!
Qué si el hombre’ra derecho
su palabra: ¡un compromiso!

El cencerro sonador
me trái ricuerdos lejanos
de poblaciones, paisanos
y estancias de lo mejor.
Años dispués, con dolor
se’nfermó don Bernardino
y en un pueblo del camino
se afincó, por un dotor.

Un tiempo lo acompañé
pero mi gusto andariego
de adentro era como un fuego
y entonces… se lo conté;
“-Muente…” me dijo, y monté
con la güeya por delante
aviao de pingos de aguante
que con pacencia junté.

Y otra vez sobre’l sendero
de un permanente rumbiar
libre solté mi silbar
junto al canto cencerrero;
y hoy, su sonido campero
me trái ricuerdos de antaño…
¡Ta que suma año tras año…!
¡Vidita… cuánto te quiero!

Oficio que haga a la güeya
siempre me tuvo apuntao.
Nunca en un punto m’he atao
que’l afincarme me meya.
Tal habrá sido la estreya
que alumbró cuando nací…
¡Si siempre he vivido ansí
no hago al destino quereya!

Canta el cencerro armonías
y los ricuerdos entabla
que andan pidiéndole’l habla
a las tiocas rimas mías;
y porque’stibo alegrías
andando de pago en pago,
pienso: ¡si a quedarme amago
sé que se amainan mis días!
(22/11/1997)