viernes, 2 de abril de 2010

FACUNDO

Inspirado en cuento de Guillermo Pilía
Sentí a Facundo morir
estoicamente, sin miedo,
rebosante de coraje
temple “toledano” el cuero;
como bramando, a su vez
-de asombro, los ojos llenos-
mirando, infunde terror
al matador de su cuerpo.
Pero el hombre… no murió,
ni se escondió, ni está lelo…
Mora por la Cruz del Sur
y anda en la noche sin tiempo,
amanece con estrellas
y hace ocaso en el lucero.

¡Qué Reinafé, ni ocho cuartos
ni que Santos montonero!
¡Ni que intrigas palaciegas
de sucio politiqueo!
Él es “tigre de los llanos”,
amo y señor del desierto.
Palabra santa entre gauchos,
bravura en los entreveros.

Sentí a Quiroga morir
…pero quizá no era cierto…
¡Si nunca mueren los hombres
que saben vivir sin miedo!

Anda rastreando ‘capiangos’
para entablar sus lanceros
¡que un tigre reconocido
valora los de su cuero!:
vale por dos cada uno,
hombre y animal entero.

¡Ah terror que han de infundir
cuando cabalguen de nuevo!

Que Quiroga no murió
…aunque yo lo sentí muerto.
El que murió es Santos Pérez
(un coraje sin cerebro),
Al que la imaginería
se le confundió en el cuerpo
que aunque gaucho de coraje
al final lo embargó el miedo.

“Hasta que venga algún criollo
a mandar en este suelo”
,
algo así sentenció Hernández
y era otro tiempo su tiempo,
pero no ha llegado aún
el que lo interprete al pueblo.

Por eso, quizá, Quiroga
no murió y anda despierto
oculto entre las neblinas
sublimes de su misterio
ansiando el momento justo
para aparecerse entero,
en su mediana estatura,
tras su barba y pelo crespo,
para plantarse otra vez
y con federal gobierno
cumplir lo ansiado por muchos
dignificándolo al pueblo.

Barranca Yaco fue un hito
de cordobés desconcierto
¡donde no murió Quiroga!
…y si murió un caudillejo.

(4/03/2000)

1° Premio 7° Concurso de Poesía de Temas Gauchescos 2001 - Dolores

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