domingo, 28 de febrero de 2016

VELORIO

1
En dispués de un’agonía
por momentos, dolorosa,
se apagó Santos Barbosa
justo al dispertar de un día.
hombre crioyo, se diría
de aqueyos que dejan menta,
persona seria y atenta
capaz de cualquier servicio,
pa’l que la honradez es vicio
que nunca falta en la cuenta.
2
Y en aquel rancho alargao
con un martiyo al oeste
que dando el lomo al sudeste
hacía retranca confiao;
que’ra puesto destacao
en campos de “El Territorio”,
en el que anidó el jolgorio
de muchachas casaderas,
se hicieron en forma austera
los aprontes pa’l velorio.
3
Y recorrió boca a boca
la noticia, el vecindario,
siendo triste comentario
que solo dolor provoca.
¿A qué crestiano no choca
la muerte de hombre güeno?
y como naide es ajeno
ni a un amén ni un santiguao,
el despedir al finao
se hace compromiso pleno.
4
Y en la que juera su pieza
sobre de su mesma cama,
la pilcha gaucha es la trama
que amortaja su entereza,
más de una mujer le reza
a Dios, lo reciba en paz,
mientras la viuda -capaz
del lideo más trabajoso-
piensa, de que sin su esposo
ella… ya queda de más…
5
El día se sacrifica
enyegando la oración,
cuando han carniao un capón
que’s de la majada chica;
esto por si solo esplica
que de sitios alejao
hay gente que se ha’yegao
acongojada y con pena
…y a la hora de la cena
habrá que echar un bocao.
6
Todos no pueden partir
-hay mujeres y criaturas-
y en la otra pieza se apura
armar camas pa’ dormir.
Un murmuyo se hace oír
ande velan al finao,
y un tanto más apartao
-en la esquina del alero-
conviersan varios camperos
sobre cosas que han pasao.
7
Hacia un costao del galpón
entre sombras, se destaca
un carro de tres estacas,
un sulky, un charré, un vagón,
carruajes que’n la ucasión
pa’ poder cumplir, se ataron,
y como que se quedaron
los viajeros, por la noche,
cada cual desunió el coche
y los pingos se soltaron.
8
Anda un jarro con café,
hay anís pa’ las señoras
y en la “capiya” se implora
puesta en el rezo, la fe;
a luz de velas se ve
como brumoso el lugar,
se hace sentido el pesar
y se hace más serio el luto,
negro crespón, atributo
que por años se ha de usar.
9
Tras la noche viene el día
y con él, otros parientes,
mientras las horas, dolientes,
se van sin algarabía.
Tal como se preveía,
el “brec” que prestó el patrón
se alista pa’ la ucasión
que hay que hacer, y no es misterio,
rumbiando pa’l cementerio
tres legüitas de un tirón.
10
Se jué don Santos Barbosa.
Mientras su ricuerdo queda
flotando en la polvareda
que se hace una estela humosa.
No es la vida dolorosa
pero es dolido… el entierro,
y unque’l crioyo -como Fierro-
por no afluejar se hace astiya,
lo lamenta su tropiya
pues va yorando el cencerro.

                                        (5/12/1995)
Carlos Raúl Risso E.-

domingo, 21 de febrero de 2016

QUEDÓ ESPERANDO UN GATIAO...

                                                        Al cumplirse 21 años de la
                                                        desaparición física de mi padre


Bajo del tala un gatiao
quedó esperando lo ensiyen
pa’ que’n él las pilchas briyen
defilando en el poblao…
porque su patrón, cansao,
se durmió en un ridepente,
despejada, alta la frente,
tranquilo y también seguro
que pa’ un viaje sin apuro
arrancaba lentamente.

Acá quedaban sus cosas,
su pilchaje, sus enseres,
su decir, sus pareceres
…y sus curas milagrosas;
(gusaneras pegajosas
cáiban como por encanto
después de nombrar un santo
murmurando una oración;
creer o no creer es cuestión
pero lo vi, y no me’spanto).

Anda un verso que se cuela
por la tardecita quieta
junto a un tún-tún de mazeta
en soba de antigua escuela;
¡si un gruñido centinela
parece que da “El Pucheto”
que’n un potrero ‘secreto’
trota y relincha algún pingo
y se me hace lo distingo
al “Yamador”, muy inquieto!

Donde ha vivido el paisano
parece que persistiera
su presencia, y se sintiera
su tranco en el patio yano;
parece que anda su mano
con un puñao de carqueja,
que’ra su costumbre añeja
echarle al agua’e la pava
siempre, algún yuyo que hayaba
con virtú, su cencia vieja.

Muchos años han pasao
de lo que al principio dije
y hoy esa ausencia me’sije
la evocación de un versiao.
Si alguna deuda ha quedao
y es tarja en el cuerpo mío
por esta güeya, confío,
qu’he de saldarla algún día
mientras “esa” estreya es guía
y alumbra el rumbo que ansío.

“Quedó esperando un gatiao…”
Un 9 de Julio, jué,
lo dijo “Coco”, y bien sé
que se quedó ensemismao;
y anque los año’han pasao
uno a uno y sin alarde,
un ricuerdo sin emparde
éste, mi verso, desata:
aquel crioyo era mi tata
y en mi pecho es brasa que arde.
                              (La Plata, 16/09/2000)