lunes, 27 de diciembre de 2010

AL SALIR EL SOL

Viene pintando la aurora
con los colores del alba
mientras perfuma una malva
que’n el patio se atesora.
Una chicharra a deshora
suelta un chirriar de lamento
que prolonga en el intento
de avisarnos de antemano,
que con el sol, de temprano,
tayará un calor sin cuento.

Viene clariando de a poco
-dispacio pero seguro-
porque’l día no tiene apuro
y no recula tampoco.
El lucero, ya bichoco
por la mayor claridá,
como escondiéndose va
hasta borrarse a lo lejos
porque’l sol con sus reflejos
prontito nomás saldrá.

Inaugurando un entable
antiguo como su esencia
güelve’l sol a la querencia
trayendo un briyo infaltable.
La visión se hace notable
y se ve que’n el bañao
se anda moviendo el ganao
entre una niebla petiza,
la que’n un rato, sin prisa,
el sol ya habrá disipao.

La alta flor de un cardo ruso
que ha crecido en demasía
muestra la estampa bravía
que la tierra le compuso.
Suelta un quejido inconcluso
el molino cuando hereda
un soplo que se le enrieda
pero… que por ser mezquino,
deja a mitá de camino
el trajinar de la rueda.

Pava y mate en una mano,
y en la otra un viejo banco,
por el corredor, al tranco,
le busco el fresco al verano;
el amargo es soberano
pa’ comenzar la jornada,
y al dejar acomodada
mi postura en una esquina
suelto rumbo a la glicina
el humo de una pitada.

Al dir pintando la cosa
el día toma color
y va ganando calor
demientras el sol retoza.
Se levanta mi donosa
cuando termino el amargo,
y ya salgo al tranco largo
pa’ atar en el sulky “El Ruano”
y poder salir temprano
pa’l pueblo, por los encargos.
(31/12/1981)

domingo, 26 de diciembre de 2010

YUVIA (triunfo)

Primera

La yuvia con su danza
repiquetea.
¡Sobre’l rancho malambea!

Los truenos van gritando
su desventura.
¡Gritos de miedo y bravura!

Van enlazando nubes
los rejucilos.
¡Lazos de briyosos filos!

La yuvia va yorando
su desconsuelo.
¡Es el yanto de los cielos!

Estribillo

Y riega lentamente
a tuito el suelo.
¡Formando charcos al güelo!


Segunda

El monte está enlutao
por la garúa.
¡Se rasga el viento en las púas!

La laguna desborda
por la playita.
¡Más agua no necesita!

Anda silbando un triste
la voz del viento.
¡Rumiando antiguo lamento!

Los charcos con la yuvia
rotos espejos.
¡Salpican con mil reflejos!

Estribillo

Mientras marca la yuvia
compás añejo,
¡le pego al mate parejo!
(14/05/1970)

EN EL ALBA DEL AMOR

La mira con disimulo
pero con cierta insistencia,
y eya, con indiferencia
mentida, se arregla un rulo.
El mozo tendrá -carculo-
como unos dieciocho abriles,
y endemientras los candiles
ponen sus luz de penumbra,
la muchachita relumbra
por sus años juveniles.

Demuestra su estampa tierna
que ya despunta a mujer
el encanto de tener
natural pureza eterna;
en sus quince años alterna
el amor… con la inocencia,
y hace un dejo de impacencia
cuando un muchachón resero,
la invita a un baile campero
con sobrada reverencia.

Que ¡no!, sin dudar contesta
y mientras bajo suspira
con mucho recato mira
al mocito… por respuesta.
Y él, al verla ansí dispuesta,
armándose de coraje,
sale dentre’l paisanaje
y cuando anuncian: ¡Firmeza!,
con tuita delicadeza
la invita en crioyo homenaje.

Eya siente que su pecho
le zapatea de alborozo
al ver los ojos del mozo
que’stán a tan corto trecho.
Pero anque’l ¡sí! es un hecho
busca a su mama sumisa
y cuando un gesto le avisa
que tiene el consentimiento,
mira al mozo, que contento,
los flecos del poncho alisa.

Endispués de la firmeza
siguieron gatos y güeyas,
y en los ojos d’él y d’eya
campea alguna luz traviesa.
Se destaca una promesa
que irá cargada de ardor,
y cuando ya un resplandor
anuncia el nacer de un día
eyos sueñan su alegría
“en el alba del amor”
(1/10/1981)

DESTINO RESERO (huella)

Primera

Tropié muchos caminos
siendo resero;
recorrí muchas güeyas,
pagos enteros.

Echaba por delante
hacienda de otros;
nunca tuve una vaca
solo algún potro.

Cuando apretaba el sol
de noche andaba;
de día algún churrasco
dispués sestiaba.

En invierno, de día
siempre tropiaba;
de noche se dormía
y también rondaba.

Estribillo

Las haciendas son de otro
¡ta que destino!
Los reseros sin nada,
solo el camino.

Segunda

Siempre con güenos pingos
si no, no andaba;
mi destino era güeya
y la caminaba.

En las noches lunadas
con poncho e’streyas,
demientras las miraba
pensaba en eya.

Pero nada te cuento
de las garúas:
truenos y rejucilos,
luz en las púas.

Vida sacrificada
la del resero,
tropiar güeyas y güeyas,
pagos enteros.

Al estribillo

(16/05/1970)

DEL DOMADOR (huella)

Primera

Lindo oficio paisano
hecho a pacencia:
¡domador!, en mis pagos
tenés querencia.

Tu presencia de crioyo
cayao y serio,
rienda’ y bocao revisa
con güen criterio.

Te arrimás al palenque
como si nada,
y el redomón recela
tu manosiada.

Le tirás del penacho,
tocás su hocico…
¡Tendrá que salir manso
como pa’ un chico!

Estribillo

Cuanta nobleza encierra
hacer cabayos.
Vos trajinás tu güeya
sin un desmayo.

Segunda

Lo palmiás en la tabla,
le hablás bajito,
pero si se priecisa
rumbiás a un grito.

Le prendés la mnea
la ensiyarlo,
con tu recao liviano
pa’ galopiarlo.

Dispués cuando el bocao
ciñe la encía,
al animal le buye
sangre bravía.

Y por gaucho al montarlo
el hombre enrienda,
de modo que a dar güelta
pa’dentro aprienda.

Estribillo

Ya lo saca tranquiando
sin un castigo.
Domador y cabayo
¡saldrán amigos!

Grabado -2004- por Miguel Petto Gomez