viernes, 8 de mayo de 2015

MESMO QUE'L DIABLO

1
Conocí un viejito hace años
en “los pagos de la costa”;
pa’ comer como langosta
a pesar de su tamaño.
Su rancho era un nido estraño
de paja, ramas y barro;
lo acompañaba un catarro
que a veces cuasi lo augaba,
y aunque cansao lo dejaba
sobre’l pucho iba un cigarro.
2
Ya la vida con su peso
le había encorbao la postura
y diría que su figura
hacía un justo contrapeso:
de sentadera era grueso,
de adelante, barrigón;
andaba al tranco lerdón
porque nunca tenía apuro,
y era pa’ ver en l’oscuro
lo mesmo que un lechuzón.
3
Las cejan le hacían ramada
a ojos chiquitos y huraños,
y usaba de muchos años
una barba enmarañada.
Tenía la cara cruzada
por los surcos de la vida;
la nariz grande y torcida
con el pelaje algo moro,
que a un sombre ‘güevo’e toro’
daba en la nuca cabida.
4
La camisa parecía
por las manchas, que’ra overa,
lo mesmo la corralera
que de chica ni prendía,
agatas si le cubría
un poco abajo del codo,
y yevaba’l viejo modo
doblao en punta hacia atrás,
un pañuelo bataraz
¡lo más arrugao de todo!
5
La faja abajo’e la panza
le cinchaba la bombacha,
y era un lujo pa’ su facha
ver que a la más crioya usanza
la rastra que cáiba mansa
con dos cadenitas sueltas,
lejos, era en la regüelta
estampa tan descuidada,
la cosa más apreciada
sin andar con muchas güeltas.
6
Su presencia era cortona
(pa’ no yamarlo petizo),
y el tener panza le hizo
la figura retacona.
La bombacha de cambrona
-viejaza, muy sucia y rota-,
le cáiba sobre la bota
-ya de tan chueca, sin taco-
y calzaba por macaco
una cuchiya grandota.
7
De limpieza ni que hablar
porque al agua le arisquiaba
y solo si lo mojaba
alguna yuvia al pasar.
Su jedentina sin par
no hay forma que la relate,
le hacía como chocolate
el cueyo con el sudor…
Al agua, su gran temor,
solo la tomaba en mate.
8
Sabía prienderse a la bota
como mamón a la teta
y si chupaba de jeta
su angurria daba la nota;
si por áhi alguna gota
del licor se le chorriaba
con la lengua la juntaba
mientras que se relamía,
y la panza se aplaudía
de satisfecho que’staba.
9
Pegote pa’ las mujeres
como mosca pa’l pastel
las encaraba sin yel
sin pedir los pareceres.
Era en esos menesteres
decedido y con jortuna,
siempre conseguía alguna
tanto joven como vieja,
y pa’ su rancho “en pareja”
golvía a la luz de la luna.
10
Poco afeto a trabajar
pa’ sustentarse’n la vida,
nunca andaba sin comida
porque’ra hábil “pa’ cazar”.
Claro que como al pasar
a veces “cazaba” ajenos…
pero él decía muy sereno
que le apartaban las reses
pa’ que pedir, no tuviese,
porque’ran vecinos güenos.
11
Más ayá de la bondá
de aqueyos supuestos hombres,
tuvo más de un lío sin nombre
hasta con l’autoridá,
porque a decir la verdá
el día que no carniaba,
en alguna trampa’ndaba
o hacía gresca en el boliche
con más vino que un trapiche
porque lindo se mamaba.
12
Amigo de las cuadreras
siempre cuidó algún cabayo:
supe conocerle un bayo
que ganó varias carreras;
nunca se sabía endeveras
cuando estaba pa’ ganar,
porque atrás lo solía echar
cuando menos se’speraba,
pero él, en grande embolsaba
mandando al otro a jugar.
13
No le conocí un pariente
ni supe ande había nacido;
ni tampoco su apeyido
y solo tengo presente
que lo yamaba la gente
Don Serapio… joso, El Viejo,
y en verdá que ya era añejo
anque no por eso güeno…
¡Si era más pior que veneno
y’indigesto como hoyejo!
14
Pa’ ensiyar tenía un petiso
doradiyo y mansejón
peludo igual que’l patrón,
clinudo y de cola’l piso.
Se me hace que lo diviso
en apariencias iguales,
costiando los pajonales
al tranco lerdo y seguro
siempre pensando, de juro,
como agenciarse unos riales.
15
Viviendo entre lagartijas
me dijieron que murió
pero tuito dudo yo
de’se viejo sabandija.
Nadie apretó las clavijas
al anciano de quien hablo,
y esta rilación que’ntablo
endispués de tantos años,
la cierro y no sería estraño
que’l viejo, ¡sea el mesmo diablo!

                                    (02/03/1980)

No hay comentarios:

Publicar un comentario