sábado, 9 de junio de 2012

¡LINDA VIDA!


Me levanté temprano cuando el sol ni se véia
-justo cuando el pimeo con el canto aletió-,
y al voltiar la mirada pa’ la cañada vieja
nada vi en esa hora, pues las sombras no dejan,
y endimás que la niebla tuito el bajo copó.

Y vglviendo pa’l rancho tomé’l último amargo
-media floja la yerba porque lo abandoné-
y asomao a la pieza vide’n un sueño manso
la patrona, y el niño que la vida me ha tráido,
pedacito ‘e tibieza, que gauchito ha de ser.

Cuasi echao en la puerta, ‘ta mi perro barcino
-aparcero incansable pa’ cualisquier trajín-
con las orejas cáidas y en los ojos un briyo
que’s escoba en la cola rastriyándolo al piso,
como diciendo: “-¿cumpa, cuando vas a salir?”.

Y al dirme pa’l palenque trota en un escarceo
-deseguro contento que sale a trabajar-,
y soltando el cabresto y estribando ligero,
siento al “zaino” en la rienda, que un coscojeo
me risponde, marcando un airoso tranquiar.

Suelta un canto el hornero que’s patrón de un acacio
-¡ta’ que’s gaucho el hornito que levantó aplicao!-,
y mientras que’l molino corta el aire dispacio
yo enderiezo mi rumbo pa’l rincón del barranco
ande está la manada del padriyo “gatiao”.

Ya despunta la cresta temeroso el sol nuevo
-“alazán”, lindo pelo!, alguien lo bautizó-
más yo sigo, y chiflando, mi esistencia retemplo:
linda vida, mi vida, de paisano puestero
sasonao a trajines, con un rancho y amor!
                                                                                   (11/07/1992)

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