Igual que Yamandú, de madrugada
ya andaba levantao,
falto de sueño,
pispiando el
dispertar de la mañana
y escuchando el
cantar de dos horneros.
Un cloquiar de
palomas en los talas
me hace pensar que
habrá niditos nuevos,
y estendiendo la
vista en lontananza
lejos, muy
lejos, al chajá contemplo.
Sacude'l campo su
pereza en calma.
La vida, siempre
igual, hace un renuevo.
Tengo al lao de
montar esa cañada
que abunda en patos
por demás matreros.
Mi perro "El
Montaraz", regüelca su ansia
de salir ya, a
recorrer potreros
pero, estoy remolón,
transida el alma
y hasta mal
descansao, por falta’e sueño.
La tropiya’e la
zaina va por agua
por la güeya’e las
vacas, un sendero
que siete
entrepelao, recorren mansa,
ramoniando algún
pasto largo y tierno.
Dispierta el día
asoma el sol su estampa.
Su luz va coloriando
lo que veo,
y a mí el fogón, me
acerque, me reclama
que la pava chifló,
y eso no es güeno.
Lo ensiyo al
cimarrón, y mi mirada
se queda
contemplando los reflejos,
silentes parpadeos
de las brasas
que astiyas jueran
de'se tala viejo.
Pispiando el dispertar
de la mañana
es que ando levantao,
falto de sueño.
La vida, continúa,
que no es manca,
y yo sigo al
tuntún... mí derrotero...
La Plata,
06/10/2025
Versos de Carlos Raúl Risso E.-
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