martes, 25 de junio de 2024

LA BOLSA AQUEYA

El charré del panadero

paró, y dejó en la tranquera

una bolsa de alpiyera

con  gayeta y pan casero.

“-M’hijito, agarre’l nochero

y busque la bolsa aqueya…”;

y corriendo jui centeya

que se ayegó hasta el corral

ande’nfrené’l animal

y salimos a la güeya.

 

A puro talón y afán

sacamos al “Remolón”

-viejo, bichoco y panzón-

que’s mi cumpa ese alazán.

Cada vez que yega el pan

es como un potaje nuevo,

¡lindo pa’ mojar los güevo’!,

y la gayeta crocante

en el tazón rebozante

de leche, es sopa que apruebo.

                 ………….

 

Va’a la chancha de cincuenta

-tras la puerta- la gayeta,

y el pan, engüelto en bayeta,

en la’lacena se asienta,

el conservar se sustenta

en que mantenga el frescor,

y el aroma de su olor

que’n la cocina se suma,

a lo que ayí se consuma

fragante y reparador.

                              (25/06/2024)

 

Versos de Carlos Raúl Risso

sábado, 22 de junio de 2024

DE INORANTES, NOMÁS...

 DE INORANTES, NOMÁS…

 

Me'spera un catre de tientos.

La noche ya está cerrada

y en penumbras la morada

que alumbra un candil grasiento.

Se ayega el soplo del viento

cómo pa'avivar las brasa’,

la sesera me amordaza

poniendo sus condiciones

y yo no tengo razones

ni pa' esplicar qué me pasa.

 

Cavila la entendedera

pero no yega'aclarar

qué cosa habrá de pasar

con nuestra raza campera.

Ya ni a la propia bandera

se la’dora sacrosanta;

cualisquiera la levanta

y entre risadas la agita.

No es por la Patria la cita

y a la Patria no se canta.

 

Al hombre que ha trajinao

una vida de rispeto

ya no lo copia ni el nieto,

menos, los que están al lao.

Gente crioya que ha enseñao

sin tiza ni pizarrón,

quizá que siempre jue pión

y hasta puede… analfabeto,

pero de un gaucho inteleto

superior al que ha estudiao

 

Si los que al lao le anduvieron

o lo siguieron de atrás

nada aprendieron, quizá

que solo hipócritas fueron;

lo loaron más no pudieron

ser fiel a su aparcería.

Dio todo lo que sabía

pero sembró en tierra magra,

si a’prender no se consagra

el torpe, lo es noche y día.

 

Cuántos que gauchos se creen

se pialan al primer tranco

o se les da güelta el banco

si se levanta “el saber”;

hablan a más no poder

a lo loro y gayareta,

se les enyena la jeta

en estraña jerigonza

pero como es gente sonsa

tiene vacia la maleta.

 

Un catre de tiento espera

que le arrime la osamenta

pero el pensamiento cuenta

y cavila’a su manera.

Valga esa gente campera

de ayer, que pudimos ver,

los que nunca a su saber

lo mezquinaron ni un poco…

El ala al sombrero toco

reverenciando ese ayer.

                          (22/06/2024)

 Versos de Carlos Raúl Risso

lunes, 10 de junio de 2024

DE'STRENO

 -relato-

1

En el baile  que’l domingo

dio en su rancho, Doña Cata,

yo estrené las alpargatas

que Ana bordó con distingo.

Era un lujo cada pingo

ensiyao con crioyo esmero,

sobrepuestos catrieleros,

otros d’hilo, unos de pana

lucían, mientras la jarana

tapaba a los guitarreros.

2

Un morocho correntino

con los dedos como avispas

parecía sacaba chispas

de su istrumento genuino;

ladero de su destino

un mozo trenquelauquero,

gatiyaba con esmero

sobre su fino encordao

y hacían vibrante un polquiao

que sonaba muy campero.

3

Bajo el alero propicio

los hombres se saludaban

y alguna puya soltaban

dando a la conversa inicio.

“Mozada sin desperdicio”

se oyó decir a una vieja.

El mujeraje’n bandeja

empanadas repartía

y de por sí ya se olía

que’ran de carne de oveja.

4

Al dir uno al aposento

ande’l baile se aprontaba

junto a una Virgen que’staba

se dejaba el armamento:

había facones sin cuento

y hasta vi una “Lafouché”

recostada a la paré

que a la Imagen daba apoyo;

que ayí no habería un embroyo

pa’ mis adentros pensé.

5

Había como una ñeblina

ayí, ande se bailaba,

que a candil se iluminaba

con su lumbre mortecina.

Cada tanto, una vecina,

portando una palangana

regaba la tierra plana

del polvoriento lugar,

y aliviaba el respirar

a más de una paisana.

6

En los más variao sombrero’

el polvo ponía su marca

y como a tuitos abarca

los ‘grisaba’ con esmero.

Seguían los guitarreros

con güeya, mazurca, gato

que repertorio pa’ rato

tenía yunta tan estruida.

La chinada presumida

sufría con los zapatos.

7                             

Tras del rancho el Vasco Azor

asaba con mucho esmero

un lechón y un güen cordero

que había arrimao Sofanor,

el que’s hijo del dotor

caudiyo en las elesiones…

No faltaban los mirones

golosos pa’ hincar el diente.

Doña Cata, displicente,

hacia notables riuniones

8                                      

Y yo, pa’ no estar de más

en la musical de jornada,

con la muchacha de Almada

dimos güeltas al compás;

“¡qué paisana, cachafaz!”

me dije pa’ mis adentro,

y ayí encuentro con encuentro

de los pechos al latir,

de un tirón le jui a decir

que’ra de mis sueño, el centro.

9

No tutubió ante mi endecha,

bajó los ojos y dijo:

“Pa’ ser madre de sus hijos

lo acompaño en esta brecha”.

 Y al verle que la derecha

le había ganao de un tirón,

áhi nomás de sopetón

le di un beso y el chasquido

jue caricia pa’ mi oído

y también pa’l corazón.

10

Y en un valse ligerón,

anque de forma sensata,

hcimos girar la grata

novedá de la reunión.

Yo un paisano camperón,

eya, muchacha donosa,

por mentas muy hacendosa

pa’ la mantención de un rancho.

“¡Pavada’e carne pa’l gancho

colgaste, Ruperto sosa!”.

11

El baile’l pasao domingo

trujo otra luz a mi vida

y aura el vivir me convida

como pide rienda un pingo.

Y es que al amor lo distingo

como cosa linda y grata.

Yo que’strenaba alpargata’,

aura, de’nnoviao me’streno.

¿La de Almada? Lo más güeno!

del baile en lo’e Doña Cata.

                                   (10/06/2024)

 Versos de Carlos Raúl Risso