jueves, 13 de febrero de 2020

DE ANDE SALÍ


 Viene avanzando la tarde
poniéndole fin al día
y el poniente, se diría,
es un gran fogón que arde,
Seguro "Mama" ni aguarde
que le vengo de visita
pero sé que necesita
que cada tanto, le caiga,
y en mi persona le traiga
el cariño que me habita.

En l’última reseriada
en que a Córdoba yegué
una manta le compré
que aura la trigo arroyada;
en su cama ¡ni pintada!
va quedar, más que seguro;
ya me imagino el apuro
que le va’garrar al verla
digo, porque al conocerla
se sienta feliz, procuro.

A mi hermana la Celina
-que’s la que le hace compaña-
como sé que se da maña
le compré una tela fina,
algo como “percalina”
me dijo el turco tendero
al que le agencié el sombrero
aludo, que requintao
aura traigo bien calzao
como le cabe a un campero.

Siento al cuzco toriador
que carculo, me ha ventiao,
y aunque’l cielo se ha cerrao
me ha sacao, conocedor;
el cencerro sonador
se ha’quietao al dir al tranco.
Como entre amariyo y blanco
lo vislumbro al “sol de noche”
filtrando como en derroche
la señal, pa’ donde arranco.

¡El rancho donde me’he criao!
Del que chicuelón salí
pero al que siempre golví
quizá… por bien enseñao.
Hoy de nuevo he regresao
como pa’estarme algún día,
pues con la tropiya mía
le haremos ronda al trajín
pa’ vivir como en festín
y en familia. ¡Quién diría!
                                 (La Plata, 13/05/2014)

Versos de Carlos R. Risso


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