Había’garrao
la guitarra
y
tenía ensiyao el mate
cuando
sonó a disparate
un
trueno, y se armó la farra;
el
cielo se hizo pizarra
ande’l
un ‘lámpago furioso
estampaba
presuntuoso
vibrantes
trazos de luz
…y
tras la puerta una cruz
de
sal, volqué presuroso.
Mirando
el campo quedé,
cuando
al trotón la tropiya
del
montesito a la oriya
buscar
reparo oservé,
ya
el cencerro no escuché,
señal
que se sosegaron,
y
las nubes descargaron
agua,
de un modo endiablao,
y
pa’dentro, ensemismao
mis
trancos me acompañaron.
“-Será temporal, Martín…?”,
-me
dijo la moza ruana
esa
que yamo Juliana
y
es la flor de mi jardín- ,
-No
mujer; esto da el fin
cuantito
dentre a clariar,
no
te tenés que olvidar
que
hizo calor soberano…
Es
tormenta de verano…
si
ya no se oye tronar.
Y
a la dormida vigüela
la
disperté dulcemente
y
en sus cuerda, suavemente
rumbié
a un canto sin escuela,
y
en la décima espinela
seguí
el verso improvisao
que
me ditó el “del costao”
como
si fuera una ofrenda
por
el amor que a ésta prienda
me
tiene muy engriyao.
Versos
de Carlos
Raúl Risso
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