Apura
el sol el dispertar del día
y
el canto es contrapunto en dos horneros,
se
despabila el tala en los gorjeos
y
el campo acusa que jué noche fría.
Muestra
la quincha del alero bajo
lágrimas
escarchadas de rocío
y
al costao de la bomba, el sauce viejo,
estira’l
suelo sus desnudos gajos.
Se
apronta el campo a repetir de nuevo
ese
dir y venir que hace a la vida
gastando
al sol, hasta golver fatiga,
las
juerzas que la noche dio en renuevo.
Dispertarse
otra vez hace a estar vivo
y
estar vivo, al vivir, le pone’mpeño,
que’ntibia
el alma el mate mañanero
y
empuja a soliviarse’n el estribo.
Que
si el pasto, las plantas y las flores
siguen,
junto a mil ‘bichos’, un destino,
he
de’nsiyar… pa’ continuar tranquilo
trajinando
mis rumbos versiadores…
(31/07/1996)
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