viernes, 1 de noviembre de 2013

LOS ESTRIBOS REGALAO

Agradecido, a Roberto Calvo

¡Si usté supiera, patrón,
con cuanto lujo y orguyo
uso los estribos suyo’
…si es pa’ mi una distinción!
Los miro con atención,
y me parece mentira
cuando un reflejo se’stira
sobre su caña lustrosa…
¡Si el recao es otra cosa
y el mesmo pingo se almira!

Los vio en mi rancho un paisano
-un aparcero del rumbo-
Y dijo en tono profundo:
“-¡Qué prenda se ha echao, hermano!
Pa’ más, no son orejano’,
si están todito seyao
con ese escudo mentao
que le sirve de control:
compadre, son marca “Sol”,
¡qué lindo osequio le han dao!”

Les viá cambiar la estribera
ya que usté’n el escritorio
cuando me dio el envoltorio
me pidió que ansí lo hiciera,
pues asigún dijo, era
mucho el tiempo que yevaban
en esa paré’n que estaban
como un adorno campero,
y que al resecarse el cuero
poca vida le quedaban.

Son de linda embocadura
-entra bien la punta’el pie-
y por el grabao se ve
que son de antigua fatura;
no serán de plata pura
pero si de güeña‘lpaca
y en sus cañas se destaca
-por el uso algo gastao-
de las bombas, el labrao
que de lo común lo saca.

El sábado a más tardar,
las estriberas le saco
y a’hacer las nuevas me atraco
pa’ usarlos sin tutubiar.
Hoy los puse al ensiyar
pa’ medirlos al recao,
y aura que’stoy entonao
a decirle’n rima acierto:
¡le agradezco Don Roberto
los estribos que me ha dao!

                                       (2/06/1992)

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