En los
montes que pueblan mi querencia,
ande
chairean el aire, las espinas,
s’entreveran
los talas, cinas-cinas,
coroniyos y
acacias, en pendencia.
Y poniendo
su toque de prudencia
hermanando
las ramas de una y otra,
dende la
tierra sustanciosa brota
crioyo el m’burucuyá, con su presencia.
Va trepando
por troncos ya curtidos
pa’
trenzarse a los gajos, por altura,
y reventar
de ayí, con la frescura
de sus
lindos florones coloridos.
Son de un
blanco cabal, embeyecidos
por gauchita
corona que hacia el centro
pone un
toque de patria, y el encuentro
con
reflejos de soles bien nacidos.
¡Crioyo el
M’burucuyá! ¡Si son sus flores
emblema crioyo
que’ngalana el monte!,
y que’s en
las mañanas el apronte
cuando
¡güen día! gritan sus colores.
Puede y
habrá quizás otras mejores
pero en los
montes que hay en mi querencia,
airosa, se
destaca la presencia
que abre’l
m’burucuyá, con sus primores.
(11/05/1985)
No hay comentarios:
Publicar un comentario