miércoles, 17 de noviembre de 2021

DE VISITA

                            Gauchamente, a Rubén Icardi,

                           “en amistá de amigos”, como decía

                            Don Eleodoro Marenco

 Le cái como de sorpresa

a visitarla a la mama,

y una manta pa’ la cama

le yevé, de urdimbre gruesa,

el tejido de dos piezas

hablaba del telar crioyo;

seguro en su desarroyo

una vieja tejedora

volcó el saber que atesora

de un pasao que’s sin embroyo.

 

¡Qué contenta que se puso!

(…no sé si por verme a mí

o… por eso que le dí…)

y ya matiar me propuso.

Y se adentró con abuso

a prieguntar de mi vida,

de mis idas y venidas

en mi güeya de tropero,

de alguna china… “pues quiero

verlo que feliz anida”.

 

Salió a bostiar el amargo

y ya dentró a la cocina

mientras la dicha ilumina

su ojos, de mirar largo;

aún no es vieja y sin embargo

está ajada por la vida

pero es ágil, comedida,

servicial y sin empacho

de’mpardarlo hasta’l más macho

en la fáina más cumplida.

 

Unos cinco años atrás

cuando eché’l recao a un bayo

eya, montada a cabayo

me apadrinó muy capaz.

Mi padre, por cachafaz,

alzó güelo, distraído,

y jue tan largo el volido

que nunca encontró el regreso.

Pero eya estuvo, y un beso

jué caricia y jué vestido.

 

Con mi hermana María Luisa

pueblan un rancho gauchón

cerca’e la casa’el patrón

qu’éste siempre las precisa:

lavan, planchan y revisan

la ropa del personal;

tienen más de un animal

de campo y de gayinero

y está en la quinta el esmero

pa’l puchero más formal.

 

Y anque me juí de la estancia

pa’ probar otro destino

¡nunca me olvido ‘el camino!

y sé cáir, sin arrogancia.

Como aura, que la distancia

acorté pa’ una visita,

que mi güena madrecita

merece m’esté unos días

y es su dulce compañía

¡lujo que se necesita!

                               La Plata, 20/08/2019

Versos de Carlos Raúl Risso