1
Ricuerdo,
y d’esto hace tiempo
que’n
un moro testeriya
a
pisotiar la gramiya
con
ansias de juventú,
me
juí conchabao pa’l sú’
por
detrás de mi tropiya.
2
Yo
era un mocito sin barba
que’n
la zona del “Zapata”
puesteriaba
con mi “Tata”
un
campo regularón…
pero…
se’mpluma el alón
como
pa’ volar agatas.
3
Por
entonces cayó al puesto
de
mi padre, un viejo amigo;
hace
años de lo que digo
pero
el ricuerdo me topa,
a’quel
capataz de tropa
a
que a mi güelo le dio abrigo.
4
El
hombre andaba de paso,
descansando,
yo diría,
ya
que prontito salía
ni
bien su patrón lo mande,
con
un arreo de los grandes
pa’l
pago de Olavarría.
5
Su
nombre era Don Casiano,
su
apelativo, Cardozo;
con
mi “Tata” cuando mozos
en
yunta solían andar,
pero
la vida al marchar
toma
rumbos misteriosos.
6
Dispués
de años de no verse
rodó
la taba ‘el destino,
y
en una cruz del camino
los
enyuntó nuevamente,
con
dos vidas diferentes
y
el pelaje blanquecino.
7
Mi
padre había hecho familia
y
era un rispetao puestero;
Don
Casiano era soltero
-un
hombre muy andador-
y
por serio y cumplidor
era
capataz resero.
8
Y
ya mataban las horas
en
derredor del fogón,
riyendo
“de’sa” ucasión…
quedando
serios por “otra”…
¡La
vida a veces se apotra
y
hace temblar el garrón!
9
O
por áhi de recorrida
ya
salían los dos temprano;
o
ya andaban mano a mano
mazetiando
algunos cueros,
o
trenzando, con esmero
y
habilidá de paisano.
10
Y
un día cuando a comer
nos
habíamo’ acomodao,
Don
Casiano, priocupao,
comentó
como de pasao:
“Me’ncuentro de
hombres escaso
pa’l trabajo qu’he
acetao”.
11
Yo
abrí los orejas grande
vichando
como al descuido,
y
es que me habían sacudido
las
palabras del resero,
…y
me imaginé tropero
dando
mi primer volido.
12
Y
jué ansí que con rispeto
a
mi padre al día siguiente,
priegunté
si era prudente
me
conchabara de pión…
le
pedí la bendición
que’l
me dio paisanamente.
13
Como
midiendo el decir
deshojó
algunos consejos:
que’l
ser resero era ir lejos…
que
había que andar bien montao…
que’l
pingo es el gran aliao
y
del güen crioyo: reflejo.
14
Me
dijo que Don Cardozo
diba
a ser un güen patrón.
Que’ra
una linda ucasión
pa’
empezar a andar la vida…
Anque
lo apenaba mi ida
porque’ra
medio pichón.
15
“Pero… ¡la vida es
ansí!
-me
dijo- y pa’ mi consuelo
se que sabrás
alzar güelo
y hacerle honor a
tu nombre”.
Y
ya la mano a lo hombre
me’strechó
sin más recelo.
16
Yo
pa’l trabajo del puesto
tenía
de andar tres cabayos:
uno
rosiyo, uno bayo
y
un zainito colorao
que’l
patrón me había osequiao
y
era pa’ndar, sin desmayo.
17
Mi
padre me dio un overo
y
Don Cardozo, gauchazo,
me’mpriestó
un lindo picazo
y
una petiza alazana
-que’ra
madrina baquiana-
como
pa’ salir del paso.
18
¡Cha…
qué gustazo, mi amigo!
me
rebalzaba el orguyo.
Metía
el cencerro baruyo
entre
mis “cinco de andar”,
y
viéndolos entablar
el
pecho me hacía un murmuyo.
19
Aprovechando
los días
que
quedamos en el puesto,
Don
Cardozo, bien dispuesto
me
aconsejó en el entable,
y
una tropiya acetable
jué
mi capital modesto.
20
Ansina
supe alzar güelo
y
de’so… años han pasao!
Aura
la cosa ha cambiao
porque’l
destino lo quiso
y
hoy soy yo quién da permiso
al
hjijo que ya’ha emplumao.
21
Que
te sirva lo qu’he dicho
a
manera de consejos,
y
anque te yegue de lejos
la
palabra de tu agüelo,
hay
que pisar firme’l suelo
como
lo hizo aquel viejo.
22
Aura
la cosa ha cambiao.
Se
alambraron los potreros.
Las
tropiyas, compañero.
son
lujos de algún patrón…
yunta
de andar tiene’l pión
que’s
en verdá muy campero!
23
Por
eso, pa’ tu consuelo,
a
tu redomón gatiao
yo
le’nyunto mi tostao
-que
anque grande, tiene royos-
¡ya
que usté apunta pa’ crioyo
quiero
verlo bien plantao!
24
Vos
te vas a conchabar
en
la estancia’e los Contreras,
esa
es gente muy campera
y
no por ser ricachones,
desconocen
que los piones
son
gente como cualquiera.
25
Solo
te pido una cosa
y
como hijo no te asombre:
compórtate
como un hombre
hasta
en el trance más fiero,
¡pensá
que sos un Lucero
y
hacele honor a tu nombre!
26
Ansí
es Romildo. Ya he dicho.
Sin
hacer mucho regüelo
ponele
a la vida anhelo
que
hoy, mi ayer se me figura,
al
ver con que compostura
aura
estás “alzando el güelo”.
(08/10/1981)
Versos de Carlos Raúl Risso
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