Se me abalanzó ‘el manchao’
sin
avisarme pa’ nada
y
gracias a la charquiada
que
no lo perdí al recao.
¿Sabrá
Dios que lo a’sustao…?
animal
tan obediente.
Díbamos
pa’ la vertiente
por
la picada’e los talas
y quizá a una ‘bicha’ mala
olfatió en un ridepente.
En un limpión más ayá
brotaba el agua limpita
y daba inicio áhi cerquita
al arroyuelo “El Chajá”;
cruza el campo de Oroná,
pasa por el de Almirón,
áhi se güelve cañadón
con uncal y durazniyo,
y agazapao y sin briyo
yeva al Plata su canción.
En la’rena de la playa
‘el manchao’ deja su güeya
que’l agua y la espuma aqueya
presurosa la soslaya.
A la distancia una raya
separa el cielo del río,
mirar es un desafío
ante l’amplitú elocuente
y uno, acaso, ni se siente…
tan pequeño ante lo umbrío.
Ya levanté los alambre’
del monte, sobre la costa,
pero… pa’l río no hay posta
ni ejuerzo que lo acalambre!;
las mareas en enjambre
lo maltratan con denuedo,
lo compongo cuando puedo
pero el agua a maltraer
lo azota y güelve a caer
y hay de púas un enriedo.
En campo’e costa, puestero,
hay que aprender a hamacarse
y a esos bañao’ amoldarse
pa’ cumplir de’nero a enero.
Pero no todo es tan fiero
que hay albardones pastosos
ande’l vacuno, afanoso,
se’ngorda sin retaceo.
¡Si hasta’a mis pingos los veo
bien plantao’ y siempre brioso’!
(19/01/2024)
No hay comentarios:
Publicar un comentario