-relato-
1
En
el baile que’l domingo
dio
en su rancho, Doña Cata,
yo
estrené las alpargatas
que
Ana bordó con distingo.
Era
un lujo cada pingo
ensiyao
con crioyo esmero,
sobrepuestos
catrieleros,
otros
d’hilo, unos de pana
lucían,
mientras la jarana
tapaba
a los guitarreros.
2
Un
morocho correntino
con
los dedos como avispas
parecía
sacaba chispas
de
su istrumento genuino;
ladero
de su destino
un
mozo trenquelauquero,
gatiyaba
con esmero
sobre
su fino encordao
y
hacían vibrante un polquiao
que
sonaba muy campero.
3
Bajo
el alero propicio
los
hombres se saludaban
y
alguna puya soltaban
dando
a la conversa inicio.
“Mozada sin
desperdicio”
se
oyó decir a una vieja.
El
mujeraje’n bandeja
empanadas
repartía
y
de por sí ya se olía
que’ran
de carne de oveja.
4
Al
dir uno al aposento
ande’l
baile se aprontaba
junto
a una Virgen que’staba
se
dejaba el armamento:
había
facones sin cuento
y
hasta vi una “Lafouché”
recostada
a la paré
que
a la Imagen daba apoyo;
que
ayí no habería un embroyo
pa’
mis adentros pensé.
5
Había
como una ñeblina
ayí,
ande se bailaba,
que
a candil se iluminaba
con
su lumbre mortecina.
Cada
tanto, una vecina,
portando
una palangana
regaba
la tierra plana
del
polvoriento lugar,
y
aliviaba el respirar
a
más de una paisana.
6
En
los más variao sombrero’
el
polvo ponía su marca
y
como a tuitos abarca
los
‘grisaba’ con esmero.
Seguían
los guitarreros
con
güeya, mazurca, gato
que
repertorio pa’ rato
tenía
yunta tan estruida.
La
chinada presumida
sufría
con los zapatos.
7
Tras
del rancho el Vasco Azor
asaba
con mucho esmero
un
lechón y un güen cordero
que
había arrimao Sofanor,
el
que’s hijo del dotor
caudiyo
en las elesiones…
No
faltaban los mirones
golosos
pa’ hincar el diente.
Doña
Cata, displicente,
hacia
notables riuniones
8
Y
yo, pa’ no estar de más
en
la musical de jornada,
con
la muchacha de Almada
dimos
güeltas al compás;
“¡qué
paisana, cachafaz!”
me
dije pa’ mis adentro,
y
ayí encuentro con encuentro
de
los pechos al latir,
de
un tirón le jui a decir
que’ra
de mis sueño, el centro.
9
No
tutubió ante mi endecha,
bajó
los ojos y dijo:
“Pa’ ser madre de
sus hijos
lo acompaño en esta
brecha”.
Y al verle que la derecha
le
había ganao de un tirón,
áhi
nomás de sopetón
le
di un beso y el chasquido
jue
caricia pa’ mi oído
y
también pa’l corazón.
10
Y
en un valse ligerón,
anque
de forma sensata,
hcimos
girar la grata
novedá
de la reunión.
Yo
un paisano camperón,
eya,
muchacha donosa,
por
mentas muy hacendosa
pa’
la mantención de un rancho.
“¡Pavada’e
carne pa’l gancho
colgaste,
Ruperto sosa!”.
11
El
baile’l pasao domingo
trujo
otra luz a mi vida
y
aura el vivir me convida
como
pide rienda un pingo.
Y
es que al amor lo distingo
como
cosa linda y grata.
Yo
que’strenaba alpargata’,
aura,
de’nnoviao me’streno.
¿La
de Almada? Lo más güeno!
del
baile en lo’e Doña Cata.
(10/06/2024)
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