Como un humilde homenaje a
Don Omar Javier Menvielle, y
-salvando las distancias-
en el estilo de sus “Romerías”
1
Viera
Usté Don Pantaleón
los
“Festejos Patronales”,
nunca
vide otros iguales
¡con
tanta gente en montón!
De
tuita la condición
se’ncontraba
el paisanaje,
ni
le cuento del hembraje
¡bendito
el mujererío!,
si
era como un desafío
cuando
no había quien ataje.
2
Vide
a ricos estancieros,
mensuales
y esquiladores,
a
piones y domadores,
mayordomos
y reseros,
en
destintos entreveros
misturaos
en forma grata,
y
anque la gente sensata
conviersaba
más formal,
…no
faltaba el que algún pial
le
volcaba a una mulata!
3
Cuando
al pueblo me acercaba
al
galope en mi “tostao”,
lo
cruce a Isidro Salgao
con
su mujer Blasa Aldaba;
el
sulky se destacaba
y
le daba cierto briyo
el
braceo del “doradiyo”
-un
animal muy airoso-
que
hacía sentir orguoso
al
capataz de “El Membriyo”.
4
Ayá
cerca’e la Estación
se
dejaban los carruajes
y
mostraban los pelajes
sudao,
más de un mancarrón;
áhi
desató su vagón
chicuelón,
de cuatro ruedas,
“El
Vasco” Inacio Barredas
con
su mujer y sus hijos,
y
los “tubianos” prolijos
ató
bajó la arboleda.
5
Desensiyé
mi tostao
en
lo’el compadre Barraza
y
salí rumbo a la Plaza
yo
también entusiasmao.
Revolotiaba
apurao
frente
al hotel, el gentío;
retozayba
el chiquerío
entre
empujones y abrazos,
no
faltando unos porrazos
y
de pelea un desafío.
6
Más
yo, con trancos parejos
seguí
apurao por yegar
p’ande
debían comenzar
en
un rato, los festejos.
Ya
a la cuadra, dende lejos
-de
la Plaza en una esquina-
divisé
la estampa fina
de’se
mástil endiablao
que’s
¡el palo enjabonao!
que
siempre en risas termina.
7
Había
junto a los senderos
que
atravesaban la Plaza,
puestos
con ventas de masas,
fruta
y pasteles caseros;
pero
ande vide entreveros
y
pujas muy peliagudas
-porque
la gente menuda
armaba
lindos regüelos-
¡era
en el de caramelos,
Don
Pantaleón, y no hay dudas!
8
En
sitios improvisao
había
puestos que ofrecían
juegos
de suertes, que hacían
a
pocos… afurtunao;
pero
yo, ya entusiasmao
me
dije: “-No hay quien no pueda”
y
en bien numerada rueda
decedido
jugué al ocho:
¡y
alcé un paquete’e biscocho’
y
un pañuelito de seda!
9
La
cuestión, que amontonada
igual
que’l refrán aquel…
la
gente andaba en tropel
lo
mesmo que una manada.
Sonó
la salva anunciada
con
no sé que cañonazo,
cuando
oservé que un abrazo
como
protegiendo un susto,
le
pegó Ciriaco Busto
a
la hija de Andrés Randazo.
10
¡Ahijuna!
zonzo el crestiano
pa’
ricostar la osamenta,
¡si
hasta la moza contenta
le
agarro un brazo al paisano!
Endemientras,
soberano,
el
pabeyón contra el cielo
se
hamacaba en suave güelo
ricordando
a los priesentes
que
la Patria está latente
en
los festejos del suelo.
11
Hizo
un silencio la gente
cuando
entró a tocar “la banda”
a
la que con señas manda
un
hombre parao enfrente;
rejucilan
mesmamente
los
estrumentos briyosos;
soplan
sin parar los mozos
como
pa’ embolzar el aire,
y
uno, con mucho donaire
gólpia
dos platos ruidosos.
12
Con
marchas, Don Pantaleón,
aqueya
“banda” rezonga
pero
denguna milonga
tocaron
en la ucasión.
Gritó
uno del montón:
“-¡Ya
viene la comitiva!”;
algo
de “la juerza viva”
comentó
un entendedor,
y
al frente, “muy si señor”,
un
fraile de negro, diba.
13
Hablaba
el hombre pa’ tuitos
en
lengua estranjis, carculo,
o
de no yo soy muy nulo
porque
no le’ntendí un pito.
Lo
seguía un muchachito
y
atrás cuatro mocetones
que
alzaban sobre tablones
la
Virgen, con devoción
siguiéndola
en procesión
el
pueblo sin distinciones.
14
Me
descubrí rispetuoso…
si
hasta dije algún “amén”,
y
ansí carculo también
lo
hizo el público juicioso.
Le
daba un marco vistoso
y
a mi rilato lo enanco,
con
el guardapolvo blanco
de
la Escuela, los gurises,
anque
serios, muy felices,
en
fila sin dar ni un tranco.
15
Continuó
la precesión
ande
la fé se entrelaza,
pegó
la güelta a la Plaza
y
en la Iglesia hubo sermón.
En
su incansable trotón
el
sol, buscó el mediodía,
ya
la gente se golvía
procurando
ande comer,
y
yo lo mesmo juí a’hacer
a
la Fonda’e Lastarría.
16
Me
los topé en el camino
y
áhi mesmo nos relinchamos,
a
Indalecio Bejaramo
y
a Alejo Saravia, “El Chino”;
nos
convidamos un vino
que
a la amistá corresponda,
que
tomamos en la Fonda
-ese
boliche pueblero-
antes
de’ntrarle al puchero
y
en una mesa redonda.
17
El
puchero de gayina
estuvo
en verdá sabroso
pero
uno come goloso
y
la yenura domina.
Dende
una mesa vecina
salió
armando zafarrancho
un
gringo grandote y ancho
que
algo se olvidó encerrao
porque’ntredijo
apurao
que:
“se’iba a largar los chanchos”.
18
Rebalsaba
de camperos
la
Fonda de Lastarría
porque’l
pueblo pa’esos días
toma
aspeto de hormigueros;
vecinos
y forasteros
se
apiñan por tuitos lao,
y
asigún León Alvarao
que
se ganó en lo del cura
dijo
que’ra una locura
el
almuerzo organizao.
19
El
que le nuembro, Alvarao,
-puestero
de inglés rico-
discutió
con un melico
que
lo trató de zafao.
Áhi
mesmo el uniformao
peló
de un golpe el latoso
y
León, que no es perezoso
y
no es pavo con moquiyo,
volcó
la diestra al cuchiyo
y
emponcho el zurdo afanoso.
20
La
sangre no yegó al río
porque’l
Vasco Garmendía
l’hizo
ver al policía
que’staba
de más el lío;
al
prencipio, medio frío
los
hombres se conviersaron…
Endispués
se disculparon
y
pa’ olvidar las rudezas
tomaron
unas cervezas
y
al fin, ¡si hasta se abrazaron!
21
Por
un costao de la Plaza
temprano
se dio prencipio,
de
armar frente al Municipio
un
arco que ayí s’emplaza.
La
fiesta se hizo crioyaza
y
pa’ que bien se colija,
la
paisanada -prolija-
disputaba
entretenida
en
una forma reñida
la
corrida de sortija.
22
Largaban
cada pasada
dos
paisanos, juertemente,
que
buscaban propiamente
la’rgoyita
tan desiada;
quién
la sacaba ensartada
golvía
levantando el brazo,
mientras
que’n el aire trazo
de
polvadera quedaba,
y
a los sombreros blanquiaba
esa
tierrita del caso.
23
Se
ráiban chicos y grandes
al
ver que Hilario Sampayo
se
le arrastró fiero el “bayo”
que
compró a Lauro Fernández;
hubo
corridas, desbandes,
y
al dar contra el poste Hilario
lo
revivió el boticario
bajo
el arco, mesmamente,
mientras
que al “bayo”, un agente,
yevó
pa’ lo’el Comesario .
24
Se
ganó el premio que había
un
tal Faustino Espinel
-de
la Estancia “San Miguel”
sigún
le oí que decía-;
supo
el hombre con baquía
hacerle
punta al puntero,
y
es que anduvo tan certero
que
habiendo sacao dieciocho
al
lápiz lo dejó mocho
por
ser tan güen sortijero.
25
En
las mozas camperonas
o
en las paquetas puebleras
se
ditinguían las mañeras
y
aqueyas más querendonas;
yo
vide a una retacona
de
tipo pampa, más bien,
que’l
“ Pardo” Juan Cruz Belén
yevaba
de la coyera
buscando
rumbiar ajuera
…como
pa’ tomar el tren…!
26
A
un mocito chicuelón
de
mucho traje pueblero,
le
pegó un reto severo
la
viuda de Juan Rolón.
El
pícaro mocetón
le
quiso ronciar la hija
y
la vieja, la clavija
le
apretó firme en lo suyo,
“porque
su hija era capuyo
pa’
tamaño sabandija”.
27
Se
jué acercando la noche
hacia
el fin de las sortijas,
el
cielo abrió sus rendijas
y
la luna puso el broche.
Y
pa’aumentar el derroche
de
estreyas con colorido
el
cielo se vio invadido
con
los fuegos de artificio
y
yenó el aire el buyicio
de
tanto cuete encendido.
28
Salían
volando ligero
las
luces dende unos caños
y
ayá arriba hacían rebaños
en
colorido entrevero.
Aplaudía
hasta el más matrero,
se
ráiban muchos paisanos,
escarceos
muy baquianos
por
tuitos laos se veían
porque
del cielo yovían
gotas
de luz como granos.
29
Al
dir mermando las luces
se
desbandaba el gentío
no
faltando en lo sombrío
los
encontrones y cruces;
unos
palmiando… los tuses,
otras
más serios, del brazo,
diban
rumbiando su paso
los
más, pa’ prienderse al baile,
y
ayá por la Iglesia, el fraile,
andaba
a los companazos.
30
El
baile más señorial
con
imponente presencia
se
aprontaba en la Intendencia
…el
otro en: “La Ación Social”.
En
entrevero fatal
se
misturaban parejos
los
jóvenes y los viejos,
los
perjumao… y algún otro
que
sudador como un potro
hacía
jruncir entrecejos.
31
Don
Pantaleón, viera usté
que’n
antes lindo bailaba
como
la gente polquiaba
…si
hasta yo me’ntreveré!
y
en un valse me largué
del
brazo de la Juliana
-la
hija de Marcial Santana
tambero
de “San Santiago”-
y
en verdá que jué un halago
dar
güeltas con la paisana.
32
Como
carro por güeyones
al
compás de una ranchera
diba
Ataliva Aguilera
haciendo
ráir los mirones.
Relinchaban
los varones
las
mozas sin compromiso,
que
a la espera de un aviso
con
algún leve sonrojo
miraban
de rabo de ojo
si
les daban el permiso.
33
El
aire se ponía espeso,
la
polvadera abundaba,
pero
denguno afluejaba
agarradito
a su güeso.
Más
de uno quedaba tieso
por
un eseso de alcohol
y
a pura luz de farol
de
un color amariyento,
le
pegó el gentío contento
hasta
que naciera el sol.
34
Al
volcar el sol sus briyos
se
iba raliando la fiesta,
ya
cabeciaba la orquesta
y
dormían varios chiquiyos;
como
corral de noviyos
‘taba
rastriyao el suelo.
Pa’
un gran baile… ¡gran regüelo!
naides
lo dude, por cierto,
y
ajuera los más dispiertos
ataban
pa’lzar el güelo.
35
Y
salían como en cuadriyas
los
sulkys y jardineras,
hasta
chatas, usté viera,
también
carros… y tropiyas!
La
gente se había hecho astiyas
en
términos generales,
y
al decir de unos casuales
que
daban su parecer,
¡tuitos
pensaban golver
las
prósimas Patronales!
(3/1982)
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