Viejo
puente de madera
que triste
jue tu destino,
ya no unís
más el camino
como años
atrás lo hicieras.
A tu
izquierda una tapera…
a tu
derecha un cardal,
mirán con
silencio igual
a tu figura
quebrada,
sobre’l
arroyo inclinada
como en un
rezo final.
El tiempo
quizo borrarte
de tu lomo
los rodao
porque’l
trajín ha cesao
de los que
solían cruzarte;
el yuyo
vino a trenzarte
un poncho
de verde olvido,
y solo uno
que otro ruido
de las
nutria’en el arroyo,
quiebran el
silencio crioyo
en el que
te hayás sumido.
Hoy de a
cabayo, he yegao
hasta tu
lao pa’ mirarte,
y un
momento acompañarte
en tu
presente cayao;
en tu
hosamenta sentao
oservo el
tranquilo lecho,
del arroyo
que’n su pecho
acuna los
camalotes
que balanceando
sus brotes
se van “pa’l
Plata” derecho.
El arroyo
vivoreando
se aleja
del Puente Viejo,
tajeando el
verde parejo
del campo
que va cruzando.
Me levanto
y caminando
voy a mi
pingo a montar,
y al
momento de’stribar
echo un’última
mirada…
a esa
figura gastada
que’l
tiempo se ha de yevar.
(09/05/1972)
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