“Mire, Lauriano no está,
se marchó atrás de
una tropa
con una muda de
ropa
que’l viaje, largo
será;
dijo: <Tres
meses… quizá
tardemo’en yegar a
Cuyo,
al trabajo no
rehuyo
y me dará güenos
pesos…>
Lo despedí con un
beso
y pensé: ¡Diosito
es tuyo!”
Güeno,
dispense, señora,
inoraba
lo del viaje,
pero
sepa que le traje
algo
que le’ntrego ahora;
supo
asistir sin demora
cuando
yo andaba empeñao
porque’n
la feria, quebrao
quedé
en una costalada
y
sin trabajar pa’ nada
un
tiempo estuve baldao.
Diba
a vender la tropiya
que’s
herramienta’e trabajo
y
áhi Lauriano jue badajo
con
un tañido que briya:
“Ya te priendo la
presiya
de mi lazo, pa’
una cuarta,
que si mi amistá
te’nsarta
a mi me’nsarta la
tuya,
ansí que sin mucha
buya
quiero estos
riales compartas”.
Ayer vendí unos
noviyos
y por eso ando
chaludo
y bien sé, y pa’
nada dudo
que’s como mío tu
bolsiyo;
que no resuene’l
martiyo
tu tropiya,
rematando,
el tiempo ha de
dir cambiando
y el agua
volverá’l cauce,
tu vida tendrá
otro realce
y t’he de ver
trabajando”.
Patrona
ansina ya sabe
el
por qué de mi visita,
y
sepa, si necesita
que’stoy
a su orden, si cabe.
Guarde’sta
plata sin yave
y
uselá si viene al caso.
Ya
he de golver pa’l abrazo
cuando
retorne’l paisano,
ese
aparcero Lauriano
que
supo asirme’n su lazo.
(07/08/2023)
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