En sus ojos tan chispiantes
y en su melena alazana
la gracia de mi paisana
me retempla a cada istante,
su tranco ágil y cimbriante
como totoral, la acuna.
Regalo de la fortuna
por el que vivo anhelante.
Es al bailar ¡muy donosa!
liviana en la güelta’el valse,
y en su cintura haya el calce
justo, mi mano cayosa.
De su boca como rosa
le nacen frases floridas
…pero es también alvertida
pa’ la opinión sentenciosa.
Me salió de güena cuna
la muchacha’e los Perales
criada en modos muy formales
y en casa muy oportuna.
Dispuesta como denguna
me acetó el convite al ¡vamos!
y dende’ntonces que andamos
con un dulzor de higo’e tuna.
Su andar es una delicia
que’n los pechos se hace antojos
pero su mirar, ¡tramojos
me le prende a l’avaricia!
y en el dirse, por malicia
mi calma se desbarranca
que’n la redondez del anca
lo que se hamaca es codicia.
Es una avispa la moza
que ha’cetao la invitación
pa’ que yo agrande el fogón
y lo haga rancho a mi choza.
Cuando me besa, mimosa,
me olvido de la ucasión
que negocié’l redomón
por ronciarla, pa’ mi esposa.
Con los tata’ apalabrao
y con su “sí” en la maleta,
solo hay que atar la carreta
que la’rrime pa’ mi lao.
Sé que soy afortunao
porque al destino lo enrienda
mejor, el qu’encuentra prienda
pa’ vivir acoyarao.
Carlos Raúl Risso E.-
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