Tengo
una herida interior
pior
que puntazo de daga
la
que perpetuarse amaga
y
es la herida de tu amor.
Vos
deshojaste la flor
nacida
en mis ilusiones,
creo
que no había razones
pa’
que ansí me maltratases
y
los petalo’arrancases
rompiendo
mis pretensiones.
Hoy
ensiyé “el azulejo”
que’s mi mejor compañero,
y
al sentarme en el apero
vi
en mi sombra la de un viejo.
Dispués
al tranco parejo
queriendo
tener pacencia,
me
alejé de la querencia
sin
volverme pa’ mirarla…
porque
prefiero olvidarla
para
olvidar mi dolencia.
Solo
le pido al Creador
que
me ayude a perdonarla;
ni
siquiera voy a odiarla
…yo
no sé odiar al amor.
Espero
tener valor
para
afrontar el destino
y
andar de nuevo el camino
como
hace años recorrí.
Si
antes nunca me volví,
tampoco
a volverme atino.
Voy
mirando pa’delante
del
horizonte la’nchura,
mientras
el campo murmura
en
su estensión de gigante.
Quizá
otro rancho levante
de
la pampa, en un rincón,
y
yegada la ocasión
de
dejar lo de’ste suelo,
quiero
tener el consuelo
de
no recordar su ación.
(19/06/1972)
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