¡Argentino,
antes que nada!
Bonaerense
con orguyo.
Del campo
tengo el arruyo
en la cifra
y por payada.
Por “pagos”
tengo pavada
como que
nací en La Plata ,
y me crié
por “El Zapata”
de mi
Magdalena amada.
Son el
grito del chajá
y el alerta
tero-tero,
el cencerro
más campero
que
amadrinándome está;
por eso que
vivo acá
humilde,
pero contento,
¡si es el
campo el firmamento
que’mbriaga
mi libertá!
Cuando hay
rumor de guitarra
y algún
pingo que relincha,
siento que’l
pecho se m’hincha
y que’l
decir suelta amarra;
y es que la
raza bizarra
de los
hijos de’ste suelo
se viene’n
tropel, y al vuelo
tráin la
clin de la moharra.
Es empuje
de malón
la
costumbre de mi tierra
que dentro’el
pecho se aferra
con latido’e
tradición.
Andando en
el diapasón
el canto se
hace derroche,
mientras
que alumbran la noche
las yamas
de mi fogón.
(19/02/1980)
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