A la cáida'e la oración
yevaba andao güen
camino
acercándome al
destino
anque quedaba un
tirón.
De noche jue la
intención,
aprovechando la
fresca,
d'irme hasta el
campo de Iyesca,
ande aquél había
avisao,
que unas yegua’había
encerrrao
hasta que’l dueño
aparezca.
Una noche de
tormenta
que'l viento pechó
tupido,
jue que arrió como
al descuido
las yeguas, sacó esa
cuenta.
Y anque sea a marcha
lenta
no habiendo cerco o
canal
se defiende’l animal
caminando, dando el
anca…
se conoce po’ande
arranca
pero… se inora el
final…
Anduve campiando un
tanto
sin acertar el
camino
hasta que yegó un
vecino
a componer mí
quebranto.
En la Esquina de
Amaranto
el hombre se hubo
enterao
que Iyescas había
encerrao
las yeguas de una
manada
que tenía muy entablada
un gran padriyo
tostao.
Con ese dato aportao
descontó que'ran las
mías
y me cayó el otro
día
pa' dejarme
anoticiao.
Es por eso
qu'he'nsiyao
y con cabayo de tiro
voy andando sin
respiro
pa' cáir temprano,
al clariar
y tras algo
descansar
dar la guelta en un
suspiro.
Me confío en la
esperencia
que cuando agarren
la güeya,
la yeguada se
atropeya
al golver pa' la
querencia.
Mí yunta es de gran
presencia,
golosa pa' galopiar,
más buscaré no
apurar
pa' no malograr la
masa
y más luego estando
en casa
ya tranquilo…
resoyar….
(04/09/2024)
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