Dende’l lomo del gatiao
lo que viá
oservando al frente
por las señas, es
prudente
que sea el lugar
indicao.
Dice en su carta
Alvarao:
“…dispués
que cruce’l arroyo
ya
no hayará más escoyo
que
un monte de cina-cina
que
como usté va, termina
en
un ombú viejo y crioyo;
áhi vuelque pa’l lao del lazo
que
hayará una’ngosta senda,
a
su montao dele rienda
que
lo espero pa’ un abrazo.”
Y como que paso a
paso
seguí el rumbo a
cada dato
se me antoja que’s
sensato
pensar que lo que
diviso,
es el rancho de
chorizo
que dice ha’lzao
hace rato.
Es cierto. Que no
le’he’rrao
y a juzgar lo que
apreceo
bajo el alero lo
veo
mirar fijo pa’
este lao;
diez años son un
puñao
por eso me
desconoce,
quieto en su
quebrada pose
atiende cada
detaye
pero dude un
rastro le haye
que a estos pingos
no conoce.
Aura sí, ya me
sacó,
¡si sacude la
cabeza!
y el cambio de
pose espresa
que hasta un tanto
se alegró.
Al tranco me ayego
yo
y al decirle: ¡Ave
María!,
“-Su
casa es la casa mía,
eche
pie a tierra nomás”
me risponde, y pa’
que más?
¡el abrazo se
venía!
“-Desensiye
y suelte, don,
pa’quel
lao andan mis bayos,
¡tanto
mirar sus cabayos
y
no cáiba en la eleción!,
hasta
que presté atención
a
la forma de’stribar
y
a ese sombrero sin par
que
usa como debe usarse,
y
áhi me dije: ¡si es Luis Arce
que
me viene a visitar!”
-No menos de un
año hará
que recebí su
mesiva
pero el tiempo,
viento arriba
sin detenerse, se
va;
claro que mi goluntá
dentró a paletiar
el viaje;
no era’rmarse de
coraje
pero si hayar el
momento,
ya vé… me vine de
intento
como chasque con mensaje!
“-¿Ande agenció ese gatiao
animal tan aparente…?,
se ve que’s muy obediente
lo que’s decir ¡bien domao!”
-¿Usté ricuerda, Alvarao,
a un tal Higinio Avelino?,
somos un tanto vecino’
y por un zaino ligero
que’l piensa hacer parejero,
un trueque, al fin, se convino.
Y digo yo: aquerenciao
ya no güelve al viejo pago…?
“-Más de una vez hice amago
de golver, y entusiasmao
tuve tuito prieparao
como quien mide la carga
pero… hay una historia’marga
ayá, que ganas me quita
en fin… que anduve cerquita
y no entré a la güeya larga.
Pero deje a mi cuestión
que un manso’lvido la acoja
que’s más mejor si lo moja
al garguero, el cimarrón;
hagamos rueda al fogón
que habrá mucho de que hablar.
¡Que alegrón me vino a dar
y que gusto el recebirlo!”
-Y pa’ mi, ¡qué gusto oírlo
endispués, algo cantar!
(2/02/1996)
Versos de Carlos Raúl Risso E.-
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