“¡Tiene su lindo sabor
la carne pegada’l güeso!”,
dijo con gesto travieso
el reserito Antenor,
y era que’n el corredor
de la casa principal
trajinaba su percal
entre flores y entr’helechos
la morena de altos pechos
que ha dentrao al personal.
La ha contratao “la señora”
pa’ que le atienda las plantas
y es una flor entre tantas,
senciya y encantadora;
su silueta cimbriadora
es envidia del junquiyo,
y unque tan solo el tobiyo
se asoma de la poyera…
¡amalaya quien pudiera
yegar a hincarle el colmiyo!
Nadita ‘e grasa le sobra
(como a la parda Tomasa)
pero ande deja la casa’
tuitas las miradas cobra,
se hace una sola maniobra
el andar de la pionada
¡que’l echarle una mirada
engorda la vista ajena!
Y eya -yamada Azucena-
sigue’n lo suyo ocupada.
“Aura, ya salgo de
viaje
(me dijo el resero, al tiro)
pero a la güelta,
desviro
mi miedo, y armo
coraje,
y unque nunca pa’l embraje
me tuve de’ncarador
de’sta, m’entriego al
amor…”
afirmó Antenor. Y es eso:
“¡la carne pegada’l güeso
tiene su lindo sabor!”
(18/07/1998)
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