jueves, 4 de agosto de 2011

DON CLEMENTE

No quisiera olvidar en mi rilato
el honor, el coraje y la bravura
de aquel crioyo de noble vestidura
que se adentró a poblar sin miedo alguno,
las soledades, por las que denguno
corajiaba pasiar su carnadura.

Él se animó a poblar tras El Salao
ande le hace rincón El Saladiyo;
en el mesmo disierto jué ¡caudiyo!
Era el indio po’ayá, señor sin duda,
y con su sola gente -sin ayuda-
él pobló con un casco muy senciyo.

Supo hablar en los toldos de los pampas
como un güen lenguaraz que arregla tuito
y cuando algún tratao se vió marchito
por esas cosas que naides esplica,
¡áhi nomás su coraje les replica
sin dejarse pechar por machos gritos!

Don Clemente jué’l nombre de’se crioyo.
López Osornio jué su apelativo,
y dispués de lidiar con el motivo
de dominar los campos del disierto,
ante una carga pampa cayó muerto
¡anque las mentas lo mantienen vivo!
(27/04/1983)
(De: "Dos Evocaciones a un Pago: La Magdalena")

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